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PANORÁMICAS

Una terapia muy, muy peligrosa

En otras ocasiones les he hablado en Libertad Digital de series norteamericanas caracterizadas por el mucho ajetreo. La palma se la lleva 24, pero también en El Ala Oeste se pasaban el día recorriendo a velocidad de vértigo los pasillos de la Casa Blanca mientras discutían si subir los impuestos o bombardear algún país del Golfo Pérsico. Y en Los Soprano Tony únicamente encontraba relax y sosiego cuando llegaba al despacho de su psicóloga para contarle sus problemas existenciales entre extorsión y asesinato.

En otras ocasiones les he hablado en Libertad Digital de series norteamericanas caracterizadas por el mucho ajetreo. La palma se la lleva 24, pero también en El Ala Oeste se pasaban el día recorriendo a velocidad de vértigo los pasillos de la Casa Blanca mientras discutían si subir los impuestos o bombardear algún país del Golfo Pérsico. Y en Los Soprano Tony únicamente encontraba relax y sosiego cuando llegaba al despacho de su psicóloga para contarle sus problemas existenciales entre extorsión y asesinato.
Si 24 es la serie favorita de Zizek y Vargas Llosa; si de El ala oeste han hablado maravillas Henry Kissinger y Pedro J. Ramírez; si de Los Soprano son grandes admiradores Javier Marías y Antonio Muñoz Molina, de En terapia nos podemos imaginar fans totales a Woody Allen y la nación argentina en pleno, el país con mayor número de psicoanalistas per cápita. 

En terapia es una serie de la HBO en la que los protagonistas apenas se mueven, sólo charlan, preferiblemente sentados. Pero dichas conversaciones son cualquier cosa menos banales e intrascendentes. Según Sigmund Freud, y aún no ha caducado su aforismo, aún no ha inventado la medicina moderna nada que pueda sustituir a unas palabras bondadosas en lo que refiere a la curación del espíritu por el espíritu. En terapia está construida básicamente sobre palabras, palabras, palabras. Pero no siempre bondadosas. Y es que detrás de cada una de ellas se puede esconder una bomba conceptual, detrás de cada silencio, un salivazo de ácido sulfúrico. La primera temporada consta de 43 episodios, de media hora de duración. El protagonista es el psicoterapeuta Paul Weston, que de lunes a jueves recibe a cuatro pacientes: Laura, una joven a punto de casarse aunque sin mucho entusiasmo y que, además, se ha enamorado de su terapeuta; Alex, un piloto de las Fuerzas Armadas que quiere investigar los efectos colaterales que ha producido en su mente el hecho de que matase en un bombardeo a unos niños; Amy y Jack, una pareja que discute si dejar que nazca la criatura de la que está embarazada; y, por último, Sophie, una brillante gimnasta adolescente que es posible que se haya intentado suicidar. El viernes, el propio doctor Weston asiste en calidad de paciente a la consulta psicológica de Gina.

En el templo de Apolo en Delfos había una inscripción que recomendaba: "Conócete a ti mismo". Aunque viniendo del dios que hiere a distancia quizás no sea muy inteligente seguirla al pie de la letra. Como dice un refrán español, refutando al dios olímpico: "Ojos que no ven, corazón que no siente". En este caso los ojos del alma están encarnados en la pupila azul de Gabriel Byrne, que borda su papel de psicólogo cincuentón en crisis, con su mundo espiritual desmoronándose estrepitosamente mientras, paradójicamente, trata de ayudar a sus pacientes a apuntalar sus propios caos vitales. A través de Weston, sus pacientes tratan de conocerse mejor a sí mismos, desanudando el nudo gordiano de su mente. A través de Gina, Weston trata de comprender mejor sus carencias cognitivas y afectivas. A través de todos ellos, nosotros, voyeurs chismosos y acomplejados en secreto, tratamos de oír el eco lejano de lo que con los años hemos tratado de acallar pero aún nos hace extrañas y espantosas muecas desde lo más profundo de nuestros yoes.

La serie es de una violencia implícita superlativa. Si habitualmente usamos el lenguaje para ocultarnos a nosotros mismos y a los demás nuestros secretos emocionales más auténticos, En terapia consiste en la labor de titanes –concretamente del titán Sísifo, condenado a subir eternamente una roca a lo alto de una montaña, que inmediatamente se despeñará... y vuelta a empezar– de desvelar el origen de nuestros problemas mentales, de descifrarlos mirando a través de la cerradura del lenguaje. El psicólogo se convierte de esta manera en un hermeneuta, un artista de la interpretación. Porque lo que importa no es tanto lo que se dice, sino cómo y por qué se dice. Y de nada valen las teorías y las categorías ante seres humanos con el alma en carne viva.

El doctor Weston, como el doctor House, es un gran enfermo escondido en un gran médico. Incapaz de curarse a sí mismo, contempla cómo alivia el dolor a su alrededor mientras su propio sufrimiento aumenta exponencialmente. Como si la forma de eliminar los males de los demás fuese apropiárselos. Por ello, ambos son personajes trágicos.

Siendo el original israelí, sospecho que los norteamericanos han vuelto –como con las británicas The Office o Life on Mars– a no hacer una mera copia, sino a incorporar un valor añadido de su propia cosecha. En este caso, unos diálogos sutiles, en los que se mezcla el amor con la perversión, la amistad con la venganza o la sinceridad con el odio, en un cóctel sencillo a la vez que complejo, como un dry martini pasado de ginebra. Todo ello servido con el rostro, el cuerpo y los acentos de unos actores en estado de gracia: del citado Gabriel Byrne a Dianne Wiest, Michelle Forbes, Mia Wasikowska, Blair Underwood, Embeth Davidtz, Josh Charles y Melissa George.

Se la ha acusado de ser "teatro televisado", confundiendo una vez más la estática puesta en escena con lo específico del teatro y la utilización de medios teatrales, con las cámaras subordinadas a dicha representación teatral, con el empleo del cinematógrafo para la creación de un lenguaje específico. En terapia es televisión cien por cien pura, es decir, está tan alejada del teatro como pueda estarlo en el cine Gertrud de Dreyer. Sólo hay que fijarse en la multitud de detalles –una gota de sudor, una mirada de refilón, una figura que se coloca cabeza abajo– que el lenguaje televisivo es capaz de incorporar, y que lo diferencia del teatro.

La HBO la emitió diariamente, lo que obligaba a verla intercalando los personajes. Ahora, ya sea en internet o en DVD (en EEUU se vende con subtítulos en español), es posible seguir la misma estructura o construirse una línea dramática personal. Es decir, se puede ver la serie en horizontal, intercalando los capítulos, o bien en vertical, seleccionando todos los dedicados a un solo personaje de un tirón. O hacer lo que yo hice, una mezcla de ambas vías, porque me quemaba el suspense de la relación del psicólogo con la "transferencia erótica" de su paciente Laura; el resto de los personajes sí que los fui intercalando.


EN TERAPIA (IN TREATMENT). Basada en la serie israelí Be Tipul, creada por Hagai Levi. Productores: Hagai Levi, Rodrigo García Márquez y Mark Whalberg. Intérpretes: Gabriel Byrne, Dianne Wiest, Michelle Forbes, Mia Wasikowska, Blair Underwood, Embeth Davidtz, Josh Charles y Melissa George. Calificación: Rayante (9/10).

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