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CÓMO ESTÁ EL PATIO

Zapatero, mejor con Montilla que con "la Roja"

El presidente del gobierno debería exigir al ministro de deportes que no acuda a la final del Campeonato del Mundo... y quedarse también él en España. Ambos tienen una gafancia probada, y no es plan que, para una vez que llega a la final, la Selección tenga que neutralizar a los holandeses y, además, contrarrestar el influjo perverso de Zapatero, con su doble personalidad.


	El presidente del gobierno debería exigir al ministro de deportes que no acuda a la final del Campeonato del Mundo... y quedarse también él en España. Ambos tienen una gafancia probada, y no es plan que, para una vez que llega a la final, la Selección tenga que neutralizar a los holandeses y, además, contrarrestar el influjo perverso de Zapatero, con su doble personalidad.

Los borbones, que son campechanos a la par que unos suertudos, tienen acreditada una amplia trayectoria de asistencia a grandes acontecimientos deportivos, con un claro saldo a favor de los deportistas y equipos españoles. Que vayan ellos, por separado o todos juntos, y no dejen una sola plaza libre de las designadas a la delegación española, porque si Zapatero puede escamotear un lugar en las reuniones del G-20, es perfectamente capaz de hacer lo propio en el Mundial, cuya organización está siendo bien grotesca.

Si España pierde, lo último que querremos será escuchar a Zapatero lamentarse de la mala suerte de "la Roja", denominación inventada por las televisiones progres que, afortunadamente, no ha tenido el menor éxito entre los aficionados. En España ni siquiera las víctimas de la Logse, tan proclives a repetir sin pensar las consignas de la caja tonta, se refieren a la Selección con el sobrenombre que le han adjudicado los medios de izquierdas, prueba de que los porcentajes de audiencia de las cadenas en abierto de Prisa y Roures se siguen manteniendo en el subsuelo, tan sólo un poquito por encima de sus canales de pago, algo difícil de conseguir ni aun poniéndole empeño.

En la calle se habla de la Selección o de España, y eso de "la Roja" queda para las cortinillas de las televisiones que, con excelente criterio, casi nadie ve. Hasta en las retransmisiones de Telecinco ha dejado de recurrirse al estúpido apelativo, salvo cuando a Paco González se le escapa: pero es que ha estado muchos años en la SER, y anda aún en pleno proceso de desintoxicación.

Con Zapatero en el estadio Soccer City, lo de "la Roja" volvería sin duda a adquirir carta de naturaleza, por culpa de sus intervenciones en los medios, y sólo faltaría que, además de luchar contra su gafancia más que probada, tuviéramos que soportarle hablando de la selección de todos los españoles como si fuera una guerrillera del maquis o una miliciana de retaguardia durante la Guerra Civil.

Por otra parte, este fin de semana el ministro de deportes tiene, como presidente del gobierno, una responsabilidad que supera en importancia a la necesidad de su hipotética presencia en un partido de fútbol: la de acompañar a su colega de partido José Montilla en la manifestación multitudinaria que ha montado para rechazar la sentencia del Tribunal Constitucional y avanzar otro pasito en la construcción nacional de la Gran Cataluña.

Lo mejor que nos puede pasar es que Zapatero se olvide de Suráfrica y acuda con su gobierno a pasear la bandera catalana junto al Pasmo de Iznájar y pedir la cabeza de los magistrados del Constitucional por no haber cumplido fielmente el encargo que se les encomendó. La Nación Catalana lo agradecerá, y el sistema nervioso del resto de los españoles, mucho más.

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