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PANORÁMICAS

Una de zombis catalanes

Una consigna se extiende como la pólvora en las catacumbas cinematográficas españolas: "¡Es el cine de género, estúpidos!". Entre el taquillazo de El orfanato de Bayona y la joya minimalista de José Luis Guerín En la ciudad de Sylvia, es decir, entre la aceptación de unas reglas establecidas y la innovación en el filo de la navaja, bordeando lo sublime y lo patético, la apuesta más segura es inclinarse por el trabajo artesanal antes que por la creación autoral. No hay nada malo en ello; al contrario: al talento lo que es del talento y a la taquilla lo que es de la taquilla.

Una consigna se extiende como la pólvora en las catacumbas cinematográficas españolas: "¡Es el cine de género, estúpidos!". Entre el taquillazo de El orfanato de Bayona y la joya minimalista de José Luis Guerín En la ciudad de Sylvia, es decir, entre la aceptación de unas reglas establecidas y la innovación en el filo de la navaja, bordeando lo sublime y lo patético, la apuesta más segura es inclinarse por el trabajo artesanal antes que por la creación autoral. No hay nada malo en ello; al contrario: al talento lo que es del talento y a la taquilla lo que es de la taquilla.
De todas las combinaciones posibles entre las palomitas y los premios de la crítica, Rec, de Jaume Balagueró y Paco Plaza, es la propuesta más equilibrada; y está inspirada en la declaración de intenciones del segundo:
El problema del cine español, muchas veces, es que no se piensa en el espectador. No hacer cine pensando en el público es tan absurdo como un cocinero que no pensara en los comensales del restaurante, que cocinara lo que le apeteciera a él y no lo que le piden.
No pasa sólo en el ámbito español. Rec es la más terrorífica de las películas de zombis estrenadas este año, aunque los muertos vivientes de Resident Evil: Extinción sean más espectaculares y la cinta 28 semanas después, británica pero dirigida por el español Juan Carlos Fresnadillo, tenga un inicio excepcionalmente brillante.
 
Rec transcurre en Barcelona. ¿En qué otro lugar de España sería creíble un brote de rabia zombi? En esa ciudad gafada, arrasada últimamente por los socavones y las persecuciones políticas, una periodista (Manuela Vasco) y un cámara (Pablo Rosso) del programa Mientras usted duerme –que reproduce el formato reality de Callejeros (Cuatro)– se proponen hacer un reportaje sobre la actividad nocturna de una estación de bomberos. Todo lo veremos a través de la cámara del cámara: he aquí el recurso estilístico más arriesgado y, a la postre, el acierto definitivo de Balagueró y Plaza.
 
La acción comienza en la estación de bomberos; o mejor dicho, la inacción: porque no pasa nada. No hay alertas de salida, lo que supone un alivio para los bomberos, que están deseando irse a dormir, y una gran contrariedad para la pizpireta y arribista reportera, que anda necesitada de material escandaloso.
 
Tranquila, guapa, que lo tendrás.
 
Al fin se recibe un aviso de salida. Los bomberos salen disparados y sintiendo en el cogote el aliento de la cámara y el micrófono de los de la tele. El destino es un viejo edificio del centro de la ciudad. En el vestíbulo les espera la práctica totalidad de los habitantes del inmueble: una pareja de ancianos, una familia de asiáticos, una mujer con su hijita enferma en brazos, un sudamericano…, en fin, la típica comunidad. Les han alertado los gritos de la vecina del primero, una señora mayor.
 
Allá se dirigen los bomberos, un par de maderos (si se me permite la expresión, siguiendo el ambiente costumbrista de la película) y, claro está, nosotros, los espectadores, subidos como gnomos a la cámara trepidante de Rosso. Y nos encontramos con la anciana cubierta de sangre... y que se abalanza sobre uno de los policías para arrancarle la yugular de un mordisco y, a través de la saliva, contagiarle el mal de los zombis.
 
Es entonces que comienza el ghetto gore. Porque cuando tratan de evacuar el edificio, comprueban que ha sido precintado por las fuerzas de seguridad y no hay forma –humana– de salir.
 
Sin perder en ningún momento el punto focal del terror como forma de entretenimiento, con pinceladas de humor que liberan la tensión antes de que sobrevenga una nueva tanda de martillazos, la película adopta como quien no quiere la cosa el cariz de una metáfora sobre el aislamiento, el conflicto entre seguridad y libertad, la ciudad como colmena anónima; en definitiva, sobre la idea pseudohobbesiana de que el hombre es un zombi para el hombre.
 
Es inevitable no recordar al pobre José Luis López Vázquez atrapado en una cabina telefónica, rodeado del interés y la indiferencia de los curiosos, que lo abandonan a su suerte; o a los enclaustrados de El ángel exterminador de Buñuel, con la diferencia de que aquí el ángel adopta la forma horrorosa de una niña mutante, hambrienta de carne humana y fresca, extraída de una pesadilla de Arthur Machen. También se nos vienen a la cabeza esas infernales comunidades de vecinos retratadas por Polanski en La semilla del diablo o El quimérico inquilino. Y es que si un zombi produce terror, la puerta del vecino de al lado conduce directamente al infierno.
 
Si El orfanato es una película de género respetuosa con los clichés, tanto en la música como en los trucos que esconde la trama, Rec muestra un conocimiento profundo de las reglas del cine de terror-zombi... para hacerlas implosionar. Costumbristas a la vez que sobrenaturales, Balagueró y Plaza se han aliado con la adversaria tradicional, la televisión, para elaborar un producto de consumo con cargas de profundidad sociológicas y políticas hábilmente pasadas de contrabando.
 
Naturalmente, ya está en curso la versión hollywoodiense. Quarantined (Cuarentena) se va a llamar, aunque dudo que alcance la radicalidad, la visceralidad y la intensidad de esta gran película de taquilla, talento y terror made in Spain.
 
 
REC (España, 80 minutos). Director: Jaume Balagueró y Paco Plaza. Intérpretes: Manuela Velasco, Ferrán Terraza, Jorge Serrano, Pablo Rosso, David Vert. Fotografía: Pablo Rosso. Calificación: Terrorífica (8/10).
 
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