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CINE

Tiroteos espaciales contra la fatal arrogancia

Con sólo once episodios emitidos (de los catorce rodados), en horarios poco favorables y sin seguir el orden narrativo, en 2002 la productora Fox decidió cancelar la serie de ciencia ficción Firefly. Pero la corta experiencia bastó para que un nutrido grupo de admiradores la alabara desde sus bitácoras, y pronto se convirtió en una serie de culto. Las ventas del DVD fueron un éxito rotundo. Se ve que alguien en la Universal tomó nota, porque la compraron a la Fox y no tardaron en anunciar que la llevarían a la gran pantalla en otoño de 2005.

Con sólo once episodios emitidos (de los catorce rodados), en horarios poco favorables y sin seguir el orden narrativo, en 2002 la productora Fox decidió cancelar la serie de ciencia ficción Firefly. Pero la corta experiencia bastó para que un nutrido grupo de admiradores la alabara desde sus bitácoras, y pronto se convirtió en una serie de culto. Las ventas del DVD fueron un éxito rotundo. Se ve que alguien en la Universal tomó nota, porque la compraron a la Fox y no tardaron en anunciar que la llevarían a la gran pantalla en otoño de 2005.
Detalle del cartel de SERENITY.
El director Jos Whedon, que ya había cosechado éxitos con la serie televisiva Buffy la cazavampiros y el cómic Astonishing X-Men, se atrevió, además de a rodar la película, a escribir un cómic de tres números con Dark Horse.
 
El entusiasmo de los fans fue máximo, aunque hubo quien temió que el tono desafiantemente individualista y antiestatalista de la serie quedase aguado para satisfacer las conciencias bienpensantes de la progresía estatalista y antiindividualista de Hollywood. Es más, el propio Whedon es conocido por sus ideas izquierdistas, declaró: "Si no es un republicano, desde luego es un libertarian; sin duda es de esos que están a favor de que haya menos gobierno. Es opuesto a mí en muchos sentidos". De hecho, en una escena el personaje al que se refiere Whedon pronuncia una frase que parece calcada de aquella famosa de Reagan: "Recordad que ningún proyecto gubernamental logrará perfeccionar al hombre".
 
Afortunadamente, Whedon no se ha cortado un pelo. La película no tiene nada que envidiar ni en acción ni en contenido liberal a la magnífica serie. Y, como era de esperar, el boca a boca ha hecho su trabajo en internet: véase, por ejemplo, el entusiasmo que ha despertado en los sitios Lew Rockwell, Samizdata, Reason y Catallarchy.
 
Como ha dicho Perry de Havilland, Serenity es "lo que intentaron las tres últimas películas de La guerra de las galaxias y no consiguieron". Acción y mensaje sin cursilerías barrocas.
 
Nathan Fillion y Gina Torres.La película empieza con una brevísima lección de historia, así que es totalmente innecesario haber visto un solo capítulo de la serie para poder seguirla: cinco siglos después de nuestros tiempos, los humanos colonizan otros planetas; pero este proceso es desigual, y con el tiempo surgen diferencias entre los planetas centrales, auténtico centro de poder, y las colonias periféricas, tecnológicamente más atrasadas y recelosas de los impulsos dirigistas de los primeros. La guerra fraticida subsiguiente concluye con la derrota de los independientes, o casacas marrones, en el Valle de la Serenidad. Con ello se empieza el proceso de Unificación, por el cual la Alianza Universal tutela el progreso de las colonias periféricas para llevar hasta ellas las bendiciones del mundo civilizado.
 
A esta versión oficial responde como sigue la protagonista: "Nos entrometemos... A la gente no le gusta que nos entrometamos. Les decimos lo que deben hacer, lo que deben pensar, no corras, no camines. Estamos en sus hogares y en sus cabezas, y no tenemos derecho a ello. Somos entrometidos".
 
No se trata, por tanto, del malvado Darth Vader regocijándose en su maldad contra los bonachones rebeldes republicanos de La guerra de las galaxias, ni de una angélica Federación Unida de Planetas que esparce por la galaxia la burocracia interestelar a la que sólo se oponen los imperios más malvados, sino de una alianza que pretende mejorar la gran nación humana mediante la intervención estatal. Las buenas intenciones no faltan; la aversión a sus modos prepotentes y nefastas consecuencias, tampoco.
 
Acabada la guerra, Malcolm Reynolds (Nathan Fillion), un sargento casaca marrón, se compra una nave espacial de transporte clase Firefly ("luciérnaga" en inglés) y la bautiza con el nombre del valle en que vio caer a tantos compañeros de filas: Serenity. Va visitando los planetas de la periferia atrasada y derrotada buscando trabajillos de transportista, no necesariamente legales ni decorosos (en un episodio de la serie trafican, nada menos, que con muñecas para adultos). Son planetas tan remotos que ha sido ya todo un logro llegar hasta ellos y colonizarlos, así que a menudo la tecnología allí se asemeja mucho más a la de un western.
 
Summer Glau.Entre la escasa tripulación de la Serenity se encuentra el doctor Simon Tam (Sean Maher), un joven y brillante médico que rescató a River Tam (Summer Glau), su hermana adolescente, de un centro de educación de la Alianza cuando descubrió que la jovencita superdotada estaba siendo víctima de un brutal lavado de cerebro con oscuros fines militares. Otros tripulantes son el piloto Hoban Washburn (Alan Tudyk) y su esposa Zoë Washburn (Gina Torres), que antes de ser la primer oficial de la Serenity ya había estado a las ordenes de Reynolds durante la guerra. La ingeniera es la encantadora Kaylee (Jewel Staite), que tiene que ingeniárselas para soportar su atracción por cierto miembro de la tripulación. Jayne Cobb (Adam Baldwin) es un mercenario armado hasta los dientes con nombre de mujer; Inara Serra (Morena Baccarin), una geisha morenaza que trae loquito al pobre capitán; y el pastor Book (Ron Glass), un hombre espiritual con un pasado oscuro que apela siempre a lo mejor de cada uno.
 
Obviamente, la Alianza anda pisando los talones a la nave contrabandista capitaneada por un rebelde, que cobija a una fugitiva, a su hermano cómplice y a otros indeseables. Y lo hace mediante un implacable agente especial (Chiwetel Ejiofor) que usará cualquier medio, pues está convencido de la justicia de su causa.
 
Pero si la Serenity no puede adentrarse mucho en el corazón de la Alianza, tampoco le conviene aventurarse más allá del espacio colonizado, porque eso es territorio reaver. Esto, por cierto, aunque se pronuncia igual que el nombre de la joven, nada tiene que ver: simplemente significa "arrebatador" o "descuartizador". Los reavers son una pandilla de seres deshumanizados que se dedican a cometer los actos de saqueo más brutales que uno pueda imaginarse.
 
Entre esos dos polos opuestos transcurre la acción de Serenity. Por un lado, la fatal arrogancia de un superestado que ve en cada humano un simple objeto que perfeccionar a fuerza de ingeniería social; por otro, la orgía sangrienta de una pandilla que ve en cada humano un objeto de deseo de los más depravados instintos. Y, entre medias, una tripulación de hombres y mujeres que se niegan a ser la alfombrilla del baño de nadie. Para ello recurrirán a la ayuda puntual de un tal Míster Universo (David Krumholtz), guiño descarado y simpaticote a los bitacoreros.
 
Por último, hay quien se ha quejado de que, con menos de una hora y media, a Whedon le basta y le sobra para que sus chicos reciban bofetones de todos lados, pero no todos los protagonistas tienen los minutos de gloria que uno quisiera. Esto, en cualquier caso, viene a darle ritmo y emoción a la película, que es ya de culto.
 
 
Serenity (EEUU, 2005; 119 Minutos). Dirección: Joss Whedon. Guión: Joss Whedon. Producción: Barry Mendel. Intérpretes: Nathan Fillon, Summer Glau, Gina Torres, Alan Tudyk, Adam Baldwin, Jewel Staite, Morena Baccarin, Ron Glass, David Krumholtz, Chiwetel Ejiofor. Calificación: Western espacial de culto (9/10).
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