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PANORÁMICAS

Tapas, otra cutre-comedia a la española

"El cine español es políticamente ineficaz, socialmente falso, intelectualmente ínfimo, estéticamente nulo e industrialmente raquítico". Se cumple exactamente medio siglo desde que Juan A. Bardem diagnosticó lapidariamente el estado de la cinematografía en este país.

"El cine español es políticamente ineficaz, socialmente falso, intelectualmente ínfimo, estéticamente nulo e industrialmente raquítico". Se cumple exactamente medio siglo desde que Juan A. Bardem diagnosticó lapidariamente el estado de la cinematografía en este país.
Tenía la autoridad que proporcionaba el triunfo en el Festival de Cannes con Muerte de un viajante, una interesante propuesta neorrealista algo manierista con respecto a los originales italianos. Entonces se reunió en Salamanca con Basilio Martín Patino, entre otros, para debatir la crisis estructural del cine nacional. Con la mirada puesta en Rossellini, de Sica, etcétera, afirmaron: "Cuando el cine de todos los países concentra su interés en los problemas que la realidad plantea cada día, sirviendo así a una esencial misión de testimonio, el cine español continúa cultivando tópicos conocidos. El problema del cine español es que no es ese testigo que nuestro tiempo exige a toda creación humana".
 
He recordado este pesimista panorama al ver las tres películas triunfadoras en el Festival de Cine Español de Málaga: Hormigas en la boca, de Mariano Barroso; el documental Invierno en Bagdad, de Javier Corcuera, y Tapas, de José Corbacho y Juan Cruz, que conquistó la Biznaga de Oro a la mejor película y el premio del público. Cincuenta años no es nada. Seguimos contando con algunos francotiradores, entonces Buñuel y Berlanga, hoy Almodóvar y Erice, pero el paisaje es desolador. Si esto es lo mejor del cine español, apaga y vámonos.
 
Y no crea que como espectador mostrará su rechazo a las prehistóricas propuestas de nuestro adocenado cine no pagando la entrada correspondiente, porque estas películas están en su mayoría producidas por usted a través del agujero negro de la deuda de las televisiones estatales.
 
José Corbacho (foto tomada de www.tvcatalunya.com).De las tres propuestas la menos mala es Tapas, la ópera prima de Corbacho y Cruz. Y eso que es una película mediocre, vulgar, sin un átomo de originalidad. El lema que inspira la película es revelador de la altura estética y el corrosivo humor marxiano que la anima: "La vida es como los pimientos del padrón, a veces pica y a veces no". Una comedia costumbrista con las hechuras de las películas folclóricas que emiten, aún con el olor a naftalina, en Cine de Barrio.
 
La trama se estructura como una película coral. Son varias las historietas que se entrecruzan en el bar de Lolo. Una mujer madura y sola que encuentra pareja por internet, la pensionista que se saca un suplemento extra como camello, los dos amigos que viven para ligar mientras reponen mercancía en un supermercado, o el dueño de un bar a quien acaba de dejar su mujer y que contrata, sin contrato, a un cocinero chino que preparara estupendas tapas.
 
También hace referencia el título a las actividades ocultas, tapadas, de los protagonistas. Como explica el director: "Te ha dejado tu mujer e intentas ocultarlo; tu marido se va a morir de cáncer y te lo callas, o estás enamorado de una tía mucho mayor que tú y no lo cuentas".
 
Rodada en Hospitalet de Llobregat, en el barrio de Santa Eulalia, de donde procede el propio Corbacho, se trasluce la comodidad de quien se mueve en un ambiente que conoce. Pero un guión que no está pulido impide hacer creíbles los problemas que impulsan a una anciana a traficar con droga, a un cocinero nouvelle cuisine de Hong Kong a trasladarse a un bar de tercera en Hospitalet, a una divorciada a enrollarse con el hijo de una amiga.
 
Ferrán Adriá.Algunas ocurrencias simpáticas, como la curiosa costumbre sexual de Lolo o la aparición de Ferrán Adriá como gurú televisivo de Mao, al que su jefe se empeña en llamar "Mahou", no consiguen hacer remontar una línea argumental que pretende buscar la empatía del espectador. Las situaciones cómicas se resuelven fundamentalmente de forma dialogada, mientras que los pocos gags visuales están más que vistos (como el tai chi diario del chino). Llega un momento en que te da igual que Lolo se reencuentre con su mujer, que la divorciada "garbancera" prefiera a su novio de internet o a su pasión adolescente, o que Mao se vaya a deconstruir vieiras con Adriá.
 
La película es una mezcla de ingredientes audiovisuales de éxito, de ahí su presencia en el ranking taquillero. El tono de Tapas transcurre a medio camino entre la moralina de Cuéntame, el look cutre de Torrente, el estereotipo juvenil de Los Serrano y la amabilidad dulzona de El hijo de la novia. Las referencias mezcladas de series de televisión y películas no son casuales, ya que se evidencia el origen teatral y televisivo de sus responsables.
 
Como ópera prima de Corbacho y Juan Cruz –integrantes del Terrat, grupo que actualmente triunfa con el programa de sátira televisiva Homo zapping–, la película refleja profesionalidad técnica (lo que es noticia). Por lo menos, a los actores se les entiende. El problema es que el cine respira de diferente forma que la tele. Los planos están asfixiados, como si estuvieran pensados más en la pantalla pequeña que para la grande, lo que determina una planificación cerrada. La previsibilidad banal de los desenlaces y la simpleza psicológica de unos retratos con los que los actores hacen lo que buenamente pueden (Elvira Mínguez recibió una meritoria Biznaga de Plata en el Festival de Málaga) configuran un pasatiempo sin mayor trascendencia.
 
A pesar de todos sus defectos, quizás Tapas sea el gran éxito español del año, lo que la pondría al nivel de otros recientes, como Two much de Fernando Trueba, Airbag de Juanma Bajo Ulloa, La comunidad de Álex de la Iglesia, El otro lado de la cama de Martínez Lázaro o La gran aventura de Mortadelo y Filemón de Fesser. Películas todas ellas que se seguirán emitiendo dentro de cincuenta años, en un probable Cine del Multiplex, programa incombustible de TVE, la cadena de (pagada por) todos.
 
 
Tapas. Directores: José Corbacho y Juan Cruz. Intérpretes: Elvira Mínguez, Ángel de Andrés, María Galiana. Calificación: Para matar el rato.
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