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CRÓNICA NEGRA

Tacita a tacita, roban a la policía cien kilos de droga

En la Jefatura Superior de Policía de Sevilla se ha dado un fenómeno paranormal que, contrariamente a lo que cabría suponer, no ha alarmado a la superioridad. Los investigadores tratan de averiguar, ahora, si en aquellas dependencias faltan cien kilos de droga por mor de una sustracción, una "desaparición inquietante" o una bilocación; esto último quiere decir que la merca estaría a la vez en manos de los chorizos y de la policía.

En la Jefatura Superior de Policía de Sevilla se ha dado un fenómeno paranormal que, contrariamente a lo que cabría suponer, no ha alarmado a la superioridad. Los investigadores tratan de averiguar, ahora, si en aquellas dependencias faltan cien kilos de droga por mor de una sustracción, una "desaparición inquietante" o una bilocación; esto último quiere decir que la merca estaría a la vez en manos de los chorizos y de la policía.
Ignoramos los detalles, pero no que en los calabozos de la Jefatura sevillana había una cantidad enorme, no detallada, de droga, heroína y cocaína, al parecer en bolsas de kilo, tal y como se estila a la hora del transporte al mercado. Es posible que hubiera trescientos o quinientos kilos, procedentes de incautaciones; aunque también puede que fueran menos.
 
De cualquier manera, los calabozos no eran el lugar más adecuado para almacenar tan valiosa mercancía. Es de suponer que, en la Jefatura, por cuyos pasillos y dependencias se mueve toda clase de sabuesos, investigadores, detectives y rastreadores, especializados en homicidios, robos, atracos, falsificaciones, estafas, delitos económicos o tecnológicos; es de suponer, decía, que si alguien de dentro o de fuera se moviera por allí con una bolsa llena de una sustancia parecida al azúcar, la harina o el yeso habría sido inmediatamente detenido, interrogado y desposeído del material sospechoso. De ahí la esencia fundamentalmente esotérica de este fenómeno de transustanciación; quien colaboró en la teletransportación no tuvo más remedio que infiltrarse un día tras otro, hasta lograr que, entre la mucha mercancía acumulada, cien kilos se convirtiesen en sacos de harina, y dicen que de azúcar o yeso.
 
El espíritu atormentado de la Jefatura pudo hacer la maravilla cincuenta veces, si dio el cambiazo de dos en dos kilos, o cien, si de uno en uno. El hecho es que el fenómeno se produjo hace seis meses, y que una parte de la droga acumulada se vio convertida por alquimistas desconocidos en sustancias de uso corriente. Hasta el punto de que, como no se pudo probar en los tribunales si era un producto prohibido, hubo que poner en libertad a los supuestos traficantes a los que se incautó la mercancía, circunstancia que aprovecharon para desaparecer de inmediato.
 
En Sevilla hay expectación, pero no pasa nada; en España entera hay expectación, pero tampoco pasa nada, puesto que el director de la Policía y la Guardia Civil no parece darse por enterado; tampoco el ministro del Interior, demasiado sumido en la cosa etarra como para echar un vistazo a este hecho, sólo comparable a que se detuviera al Ángel Custodio por homicidio.
 
Cuatro narcos han sido liberados por falta –y nunca mejor dicho– de pruebas, y siguen las tribulaciones judiciales. El hecho se produjo, según los periódicos, hace seis meses, y durante todo este tiempo los encargados de resolver el misterio, agentes de la Unidad de Drogas y Crimen Organizado (Udyco), no han avanzado en la busca y captura del espíritu burlón. En Sevilla, que ya saben ustedes que le sacan punta a todo, dicen que se observó un repunte de los consumos cuando el fantasma empezó a dar el cambiazo.
 
Los cazafantasmas de Asuntos Internos, la policía de la policía, llevan medio año jugando al despiste, enredados en la trama que logró la transformación, sin que la Andalucía de Chaves se haya sacudido el ridículo del almacenaje de la droga en Jefatura, donde los camellos no tienen que hacer otra cosa que pasar a recoger la merca para servirla a domicilio. Eso sí, para cada uno habrá un precio diferente, porque no es igual que se decidan a cambiarla por azúcar, harina o yeso. De fiarnos de la burbuja inmobiliaria, lo más barato es dejar un saquito de esto último.
 
Mientras, es fácil imaginarse al público socarrón disfrutando del alijo, mandanga de la buena, como esos que piden asistir gratis a las cremaciones de hachís para aspirar el humo.
 
A pesar de la limpieza de la desaparición, seguramente seguida de otros extraños fenómenos o poltergeist, ruidos y desplazamientos de objetos por el aire, alguna pista ha dejado el ilustre desconocido, puesto que a varios agentes les han exigido donaciones de células para la prueba de ADN. Por más que se especula, no se ha llegado a esclarecer cómo los investigadores han logrado la muestra dubitada: ¿se trata de una gota de sangre, un pelo, saliva? ¿Tal vez semen? Por cierto, ¿dónde se metería el espíritu burlón la droga para que no se convirtiera en una delación al pasar junto a sus compañeros o el guardia de la puerta? ¿Sería mulero, culero?
 
Tres de los narcos colombianos liberados fueron supuestamente capturados con 16 kilos de coca, que, analizados en la actualidad, son yeso, inofensivo y tirado de precio. Otro de ellos, que se enfrentaba a una docena de años de cárcel por transportar cinco kilos de nieve, ha sido igualmente exculpado, al revelarse la mercancía pacífica harina. En Jefatura hay lío, pero no renovación. La lentitud de las averiguaciones ya debía haber puesto patas arriba toda la jerarquía. No solo Sevilla, sino parte de los altos mandos, responsables de la guarda y custodia de lo incautado, debieran estar en expectativa de destino, pero el tiempo avanza sin que el misterio se aclare. Que llamen al padre Pilón con su péndulo y al grupo Hepta con la médium. Que vengan los detectives psíquicos y señalen a los culpables con un vómito de hipnosis.
 
Aunque, ¡alto ahí!, ¿está acaso Jefatura construida sobre un viejo cementerio? ¿Pueden vagar por sus estancias espíritus de viejos drogatas? Lo esotérico aparte, esto solo tiene pinta de operación comercial.
 
 
FRANCISCO PÉREZ ABELLÁN, presentador del programa de LIBERTAD DIGITAL TV CASO ABIERTO.
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