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CRÓNICA NEGRA

Sólo al hombre le parecen divertidas la muerte y la tortura

La exposición Los Sentidos del Crimen, que se exhibe con gran éxito en Burgos, mueve al estudio y la reflexión sobre lo más oscuro de la condición humana. Paralelamente, una vez a la semana se imparte a los niños una lección de criminología sin regodeos en lo macabro, con tacto y responsabilidad.

La exposición Los Sentidos del Crimen, que se exhibe con gran éxito en Burgos, mueve al estudio y la reflexión sobre lo más oscuro de la condición humana. Paralelamente, una vez a la semana se imparte a los niños una lección de criminología sin regodeos en lo macabro, con tacto y responsabilidad.
He tenido el honor de dar una conferencia sobre historia del crimen en el ciclo que complementa la muestra, cuyo catálogo reproduce esta frase de James Anthony Froude: "Los animales salvajes nunca matan por deporte, el hombre es el único para quien la tortura y la muerte del prójimo son divertidas en sí mismas".
 
La crudeza de esta realidad ilumina los peligros de nuestra época, sobre los que muy pocos nos advierten. Por ejemplo, el grupo de entusiastas de la reflexión criminológica que han puesto en pie esta muestra: Javier Peña, Antonio Cela, Aitor Curiel y otros generosos talentos de la indagación en el lado oscuro del comportamiento humano.
 
Entre los elementos que conforman Los Sentidos del Crimen se cuentan un cadalso y un garrote vil. Como todos deben saber, con este último artilugio se ejecutaron algunas de las últimas penas capitales en nuestro país. El verdugo Gregorio Mayoral llegó a mejorarlo por su cuenta y en beneficio –es un decir– del ajusticiado, para que sufriera menos. Por cierto, quien lo introdujo fue Fernando VII, y lo hizo para humanizar las ejecuciones.
 
En teoría, su mecanismo servía para producir un tránsito más rápido y menos doloroso que el brindado por otros artilugios, como la horca. En realidad, son legión los condenados a muerte que perecieron en él entre terribles dolores, asfixiados, con la garganta rota. Jarabo, Paredes, Monchito y otros muchos que debieron morir por descoyuntamiento lo hicieron finalmente por asfixia.
 
Carátula de EL CRIMEN DE LA CALLE FUENCARRAL.Muchos desconocen cómo funcionaba el garrote. Incluso algunos que se las dan de expertos. Tampoco el que confeccionó el cartel publicitario de la película de Angelino Fons El crimen de la calle Fuencarral, donde se ve a Carmen Maura con el garrote alrededor de la frente, como si fuera una diadema. Un disparate: así jamás podrían haberle dado muerte.
 
Hablar en contra de la pena capital conlleva, o debería conllevar, el conocimiento exacto del horror y de lo que lo motiva. Éste es un paso importante, sobre todo ahora que los delincuentes han tomado la delantera, en todos los campos, a las fuerzas del orden: proceden con la más depurada tecnología y se ven beneficiados por todas las ventajas que ofrece una legislación caduca, de cuando los reos eran pobres salidos de la miseria y no delincuentes de guante blanco o diletantes que consideran el crimen una obra de arte.
 
En Los Sentidos del Crimen puede verse un subfusil Thompson de 1931 –ese arma que emergía de la funda de un instrumento musical para entonar un canto a la muerte–, una daga Borgia, unos grilletes; o un maletín de identificación antropométrico de los utilizados por Alphonse Bertillón, que a finales del siglo XIX demostró que era posible descubrir la reincidencia mediante once medidas anatómicas. O saber cómo se las apaña la antropología forense para reconstruir, a partir de unos pocos huesos, el rostro de un cadáver anónimo.
 
En el panorama sombrío y desolado del estudio del crimen en España, donde los políticos no saben cómo acometer la lucha contra el delito, esta exposición organizada por la Sociedad de Criminología es lo más cercano a una pica en Flandes. La obra social de Caja Círculo ha aportado su grano de arena a este esfuerzo preventivo que apuesta por el cerebro como la mejor arma contra el crimen. De entre sus miles de visitantes saldrán sin duda investigadores e impulsores de la ciencia que se empeña en comprender al que se divierte a través de la tortura y la muerte con el propósito de aguarle la fiesta.
 
Beccaria decía que la tortura es el medio por el que se condena a los escuálidos inocentes y se absuelve a los fornidos malvados. Y Edmond Locard, lo que sigue: "En el suceso criminal, algo del autor pasa a su víctima, y de ésta a aquél". De ahí que el análisis, la comparación y la reflexión sirvan no sólo para detener al delincuente, sino para impedir la comisión del delito.
 
 
FRANCISCO PÉREZ ABELLÁN, presentador del programa de LIBERTAD DIGITAL TV CASO ABIERTO.
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