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CRÓNICA NEGRA

Si usted es un maltratador, usted es un tontaina

El Gobierno es incapaz de transmitir un mensaje sencillo, directo, demoledor sobre el maltrato y la violencia de género. El mensaje más eficaz y esperado. El único útil: "Si es usted un maltratador, es usted un tontaina".

El Gobierno es incapaz de transmitir un mensaje sencillo, directo, demoledor sobre el maltrato y la violencia de género. El mensaje más eficaz y esperado. El único útil: "Si es usted un maltratador, es usted un tontaina".
Hasta un 38% de los autores de crímenes de género, conscientes de hasta dónde han metido la pata, se suelen quitar de en medio. En lo que va de año nueve de los criminales que dieron muerte a sus (ex) parejas femeninas se acabaron dando muerte a sí mismos, y otros ocho lo intentaron. El suicidio es otra consecuencia de la violencia innecesaria.

Mientras el pobre Gobierno cree que la razón es "el creciente rechazo social hacia los maltratadotes", los que sabemos la verdad y hemos visto otras épocas en que los maltratadores también se hacían el harakiri tenemos conciencia de que, simplemente, después del acto tuvieron un ataque de lucidez y no quisieron enfrentarse a lo que les espera tras un asesinato tan innecesario como ingrato.

Los maltratadores son unos totainas y no, como explica Miguel Lorente, delegado del Gobierno para la Violencia de Género, "personas integradas en la sociedad que muchas veces no tienen denuncias previas por malos tratos y saben que van a salir a la luz como maltratadores ante sus conocidos y familiares de una forma brutal, después de asesinar".

"Y no pueden soportarlo". Nada, nada, don Miguel: el asesino maltratador jamás está integrado en la sociedad, ni sabe de qué va esto. Si lo supiera habría caído en la cuenta de que las mujeres no son propiedad de los hombres, como lo fueron en otra época, sino responsables de sí mismas, sujetos de derechos y obligaciones. También sabría que el mundo está lleno de posibilidades y que no hay que encelarse en un universo pequeño, de patio de escalera. Y mucho menos hacer caso a la mamá que repite eso, tan roñoso, de "Más tendrías que darle a ésa, que tanto se merece". El maltrador es un maleducado y un antiguo, que no se ha dado cuenta de que el mundo le ofrece todo tipo de oportunidades, incluso si su esposa le abandona, echa de casa, arrebata la residencia, no le deja ver a los niños y el juez le da la razón. Incluso así, el maltrato no es rentable, sólo conduce a la desesperación y a la muerte. Una muerte pringosa, innoble y desacreditada. Muerte sin honor, sin dignidad, que además deja a la familia a los pies de los caballos. No se haga usted maltratador, resista, estudie, lea; mire para otro lado.

Hay quien solo comprende lo malo que ha hecho cuando acaba su fatídica tarea, y entonces se mata de vergüenza. Nada de que haya crecido el rechazo social a la violencia, ¡y un jamón con chorreras! Esta sociedad corrompida está llena elementos que tiran la piedra y esconden la mano. Donde menos te lo esperas, una oficina o un juzgado, te encuentras un acusado de violencia de género.

Alguno de estos deficientes sociales cree que lo que ha hecho, liquidar a su dama, está bien y no se arrepiente, incluso adopta una actitud desafiante e impertinente. O adopta un discurso victimista, con un aire impostado, en el que da a entender que se la refanfinfla lo que la sociedad piense de él; y que nadie le entiende. La verdad es muy otra: el tonto descubierto, pillado in fraganti, que ha hecho caso de los consejos cobardes de mesa de camilla: "Que nadie te haga agachar la cabeza, que no te pongan los cuernos y vivan para verlo". Tontos que no tuvieron valor para volver la escopeta contra ellos.

Dicen los psicólogos consultados, normalmente pro-gubernamentales, que los agresores "centran su universo en establecer sistemas para controlar a las mujeres", y que cuando éstas rompen con ellos no les queda otra que matarlas. ¡Hay que ver lo obtusos que son! A las mujeres no hay quien las controle, ni antes ni ahora. Si bien hay varones que viven de la ilusión de ser los que controlan, cuando en realidad son los controlados; pero los que tienen algo debajo de la boina saben que no van por ahí los tiros...
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