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CRÓNICA NEGRA

Protocolo para buscar muchachas en Sevilla

Lo primero es tener muy en cuenta que se considera inadecuada y caduca la norma no escrita de esperar cuarenta y ocho horas antes de ponerse a buscar a una joven cuya desaparición ha alarmado a su familia. El tiempo corre en contra de los desaparecidos, y equivocarse en el diagnóstico es dar una ventaja insalvable a los malos.

Lo primero es tener muy en cuenta que se considera inadecuada y caduca la norma no escrita de esperar cuarenta y ocho horas antes de ponerse a buscar a una joven cuya desaparición ha alarmado a su familia. El tiempo corre en contra de los desaparecidos, y equivocarse en el diagnóstico es dar una ventaja insalvable a los malos.
De modo que en Sevilla hay que pasar del delegado del Gobierno, que según los sindicatos policiales consideró la ausencia de Marta fruto, tal vez, de una rabieta juvenil, y, si bien no se debe someter todo a la dictadura del ADN, también hay que obviar desde el primer momento el camino que lleva al NPI (Ni Puta Idea de cómo salir de ésta, como señalaba estos días Libertad Digital).

En la búsqueda de Marta del Castillo –incluso aunque se vuelva a remover el río– no ha fracasado la fuerza de a pie, los policías nacionales y locales, los guardias civiles, sino las autoridades políticas que los mandan, a veces sin mayor mérito. A los agentes les ha tocado, como siempre, la tarea más desagradable y el mayor esfuerzo. A cambio, han recibido una bofetada de desprestigio que sólo merecen quienes han dirigido las investigaciones de forma equivocada.

Estamos en una situación insoportable, con los presuntos delincuentes controlando su propia imputación, el corpus delicti a buen recaudo y la familia entregada a la decepción constante: debieran escucharse voces de juristas, investigadores y políticos que aportaran soluciones a este drama.

Entre el descontento de los agentes aflora que, en efecto, los presuntos forman parte de una pequeña banda de delincuentes, puesto que dicen que han encontrado objetos robados. De ser verdad, ya tendríamos una imputación grave: asociación para delinquir. Sarkozy, además de ocuparse de valorar la inteligencia de Zapatero, ha prometido darle duro a las bandas proponiendo una pena mínima de tres años de prisión por el mero hecho de pertenecer a una. Queda en el aire la propuesta de dar valor a la figura del arrepentido, al que se perdonarían sus delitos y se le posibilitaría una vida nueva a cambio de que nos ahorre millones y no prolongue el dolor de las víctimas. Ajenos a los últimos enfoques del tratamiento de la delincuencia, los que hasta ahora dirigían con empuje la remoción de las basuras de Sevilla están a punto de tirar la toalla, y no ofrecen otro plan que volver a cribar las aguas del Guadalquivir.

Es probable que la banda tenga un santuario donde esconde cosas y celebra reuniones secretas, un sitio a salvo de miradas indiscretas. Tal vez sea ahí donde hayan hecho desaparecer el cuerpo de Marta. Eso llevaría a concluir que todos lo saben, y que los jefes de las fuerzas vivas carecen del mínimo poder de convicción, puesto que ni siquiera han sido capaces de arrancar los datos al menor de edad que los otros utilizan para sus desmanes. En la supuesta banda hay un abuelo, al que se le atribuye una frase lapidaria: "No digas nada, que la policía no tiene nada". Bien informado, el duro, bien asesorado. Como el resto de los imputados, por ejemplo el principal responsable, que se denuncia como violador para sortear el juicio con jurado y librarse del mayor estacazo: el nacido del furor de la sociedad traicionada. Igualmente, alguien debió de asesorarle para que fingiera un intento de suicidio: eso humanizaría su encierro y lo mostraría angustiado y arrepentido, a él, que es más frío que un frigodedo.

Y el menor que pone el coche, pasándose por el arco del triunfo las normas de seguridad vial, la falsa amistad con las chicas a las que podría traicionar, como se supone que hizo con la muchacha desaparecida. A los señalados basta añadir a Samuel, el jovencito que trata de gustar a todos: a los padres de la niña y a los supuestos secuestradores. La misma noche de la desaparición estaba haciendo como que se preocupaba, sin señalar el norte, ni el agujero secreto. Chicos sospechosos, sobre los que la familia tenía desde el principio sus dudas, con la declaración de uno de ellos que estaba en carne viva: era el último que la vio con vida, y encima su chaqueta tenía rastros de sangre. Para detenerlo allí mismo, si la búsqueda de muchachas en Sevilla fuera resultado de un largo aprendizaje de agentes que hubieran buscado a Gloria Martínez, Aurora Macebo, Sara Morales, Amy Fitzpatrick... todas desaparecidas y nunca encontradas.

Hay que fijar unos principios para buscar muchachas en Sevilla, y los principales son que la responsabilidad política es en parte del alcalde, que tiene una ciudad donde los ciudadanos se pierden, del delegado del Gobierno, que no ejerce debidamente su cometido, y de los jefes policiales, a los que se les confía la seguridad de los sevillanos.

La búsqueda de Marta, ahora que escribo esto, pensando que en cualquier momento puede aparecer su cuerpo maltratado, dado que el nivel de azar es grande y no está, gracias, Dios mío, en manos de las fuerzas políticas que han fracasado, una y otra vez, en los rastreos; la búsqueda de Marta, digo, podría interrumpirse por el paseo del dueño de un perro, el propietario de una finca que decida hacer limpieza, el dueño de una vivienda abandonada al que le dé por visitar su propiedad. Pero, en cualquier caso, todo este horrible asunto que se muerde la cola debería señalar al ministerio correspondiente, al Gobierno correspondiente, a la oposición complaciente. Los padres de Marta han dado una vez más una lección de equilibrio y entereza, pero su sacrificio no servirá de nada si no se saca nada en claro, al menos un Protocolo de Sevilla, digamos.

Los delincuentes no pueden seguir envalentonados, acunados por los privilegios de la ley. Ni a los agentes se les puede llevar a la desesperación del NPI, con permiso del ADN. Los que mandan tienen la obligación de encontrar a Marta. Ojalá sea pronto.


FRANCISCO PÉREZ ABELLÁN, presentador del programa de LIBERTAD DIGITAL TV CASO ABIERTO.
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