Los ñoquis de Rajoy y las maribolches

En los sitios normales, cualquier partido que se precie te regala una sana y amena guerra civil tras su segunda derrota electoral. En cambio, aquí pides autocrítica –"juicio crítico que se realiza sobre obras o comportamientos propios"– y el trotadespachos genovés de turno te llama estalinista. No sabía yo que el examen de conciencia lo hubieran inventado los bolcheviques. En su pasión y querencia por el pesebre, algunos pundits se asemejan más a los concursantes de la versión drag de El rival más débil que a analistas políticos.

 

Tampoco es que el numerito de Patxi y los suyos tras al asesinado de Isaías Carrasco, crucifijo incluido, fuera muy normal; aunque, puestos a hablar de rarezas, a mí lo de Rajoy y su lista secreta se me antoja un tanto moscovita. Cualquier parecido con unas primarias, como afirma el bueno de Nacho Villa, es mera coincidencia. Así no pasamos ni de la primera ronda de cualquier concurso de la televisión. Por el momento, me conformo con que Mariano limpie su partido de ñoquis, no vaya a ser que a algunos se les atraganten y terminen recurriendo al alka-seltzer de Rosa Díez.

 

Hablando del Cono Sur, mientras surfeo por la web en busca de acción me topo con el Orgullo Gay porteño del pasado mes de noviembre, o sea, en plena primavera austral (desfilar en taparrabos con 10 grados a la sombra le puede dejar a uno más tieso que el palo de una escoba). Entre las actividades que se celebraron cabe destacar el seminario Diversidad Sexual y Socialismo, protagonizado por las rutilantes estrellas Mariela Castro y Beatriz Gimeno. La primera es hija de Raúl Castro; la segunda fue presidenta de la Federación Estatal de Gays, Lesbianas, Etc. y está casada con Boti G. Rodrigo, sempiterna candidata de IU en las listas de Madrid. A este paso terminaremos viendo a Zerolo disfrutar de excitantes orgasmos revolusionarios en La Habana. ¡Qué morbo!

 

Las coincidencias entre las marilenin argentinas y las españolas (el término mariprogre se me quedó corto) no se reducen al filocastrismo, sino que se extienden a las aulas. Así, el II Foro Argentina No Violenta, celebrado en septiembre de 2007, dio acogida al taller Discriminación de las Minorías Sexuales. Experiencias en Aulas, impartido por la psicóloga Inés Arístegui y el psicoanalista Alejandro Viedma. Últimamente nos hemos enterado de la existencia en nuestro país de iniciativas parecidas, como la de la profesora de Móstoles que repartía unos peculiares cuestionarios a los alumnos –trabajo para leer en casa– con las preguntas que todos conocemos. Si a la docente le quedase un ápice de vergüenza, debería contar de dónde sacó el papelito, pues la iniciativa no parece algo aislado, sino que más bien luce como la punta del iceberg.

 

La ONG gay Fundación Triángulo también tiene una unidad didáctica sobre homosexualidad; y una encuesta, titulada "El mundo al revés", en la que se pregunta a los escolares cuándo descubrieron su heterosexualidad y si conocen casos similares. Huelga decir que entre los autores de la unidad didáctica, financiada entre otras instituciones por la Dirección General de la Juventud de la Comunidad de Madrid de la época de Gallardón, no figura ningún profesor. Ni falta que hace, porque para redactar cursiladas así sólo hacen falta una pizca de buena intención y toneladas de activismo.

 

Por su parte, Cogam, el lobby queer madrileño tan caro a algunos dirigentes del PP, organiza junto a Comisiones Obreras el curso Transformarse para Transformar, destinado a docentes y funcionarios. El folleto habla de la "construcción de nuevos modelos de género", y sugiere a los candidatos la redacción de una "biografía emocional". Vamos, que como seas hetero lo llevas claro para que te admitan. Cogam cuenta además con una colección de textos, cómics, cuentos y guías educativas que van del remedo ñoño del catecismo al lavado de cerebro. Algunos textos han sido redactados por Beatriz Gimeno, ya saben, la amiga de los Castro, y Jesús Generelo; el dinero lo ponen el Gobierno y el Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid, cómo no.

 

Curiosamente, en el currículum de Beatriz, licenciada en Filología Semítica, no figura ningún tipo de experiencia docente (tampoco dice que trabajó como auxiliar administrativo en una empresa municipal de Madrid, aunque eso es harina de otro costal; de todas formas, ser agradecido es de bien nacido). En cuanto a Jesús Generelo, periodista y escritor, más o menos lo mismo.

 

Que gente que no ha visto niños ni de lejos, aparte de los suyos –Beatriz tiene uno–, y que no ha entrado en un aula desde los años 70 reciba dinero de sindicatos, ministerios y consejerías para la elaboración de guías destinadas a la "construcción de identidades" y otros engendros pertenece al mundo del cineasta John Waters, no al de la pedagogía. Ni los niños son cuadernos para colorear, ni nadie tiene derecho a pintarlos con el color que más le guste. Menos aún, a usarlos como pantallas sobre las que proyectar sus propias frustraciones. En el Afganistán de los 70, los mulás gobernaban almas y los comunistas negaban su existencia (la de las almas, no la de los mulás). ¡Cuánto se les parecen algunos progres!

 

Llámenme homófobo (me remito a mis ex para desmentirlo), o lo que les venga en gana, pero creo que algunos se están pasando ampliamente de la raya. Y si luego algún homófobo de verdad aprovecha esto para decir barbaridades, no es a mí a quien deben pedir cuentas. Gracias a Dios, yo no aspiro a que Zerolo me ponga un piso, ni a que Pepiño el Republicano me mantenga. Tampoco a que algún maripepero vicioso (si el mallorquín Javier Rodrigo de Santos fuera el único...) me lleve de parranda.

 

En definitiva, que entre los paniaguados de la calle Génova pegados a la poltrona con Super Glue y el lobby de las maribolches combativas, uno ya no sabe ni lo que es ni dónde está, aunque sí adonde.  Los perdigonazos nos llegan de tantas direcciones, que desearía que los sectarios de ambas orillas se pusieran de acuerdo y decidiesen de una vez si soy fascista o comunista, reprimido o libertino, guapo o incluso feo.

 

Hablando del rey de Roma, debo anunciarles con alborozo que el llamamiento hecho por Toni Poveda el pasado verano para que los homosexuales iraníes abandonasen su país ha sido escuchado. Es el caso de Medi Kazemi, de 19 años, cuya petición de asilo ha sido denegada por las autoridades de Holanda y Gran Bretaña. Supongo que de aquí a poco el joven persa estará disfrutando de la hospitalidad de los activistas españoles gracias a los buenos oficios de Pedro Zerolo y Miguel Ángel Moratinos. Y si no, espero con ansiedad la inminente publicación de la enérgica protesta de Toni y compañía ante La Moncloa exigiendo el fin de la homofobia del Estado español y de los partidos laborista británico y socialdemócrata holandés. Todo sigue igual.