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CÓMO ESTÁ EL PATIO

La SGAE, camino de salvación

La Sociedad General de Autores es una entidad sin ánimo de lucro (oiga, que sí: se lo juro) encargada, entre otros menesteres, de hacer que nos portemos bien en la Tierra para que así ganemos el Cielo con mayor facilidad. Ya lo dijo Aquél: "Bienaventurados los que paguen el diezmo a Teddy, porque ellos alcanzarán misericordia"; por no mencionar las Tablas de la Ley, cuyo undécimo mandamiento decía: "No instalarás el E-Mule ni bajarás música de internet"; pero Moisés lo suprimió, con buen criterio, porque lo de las redes P2P estaba muy poco desarrollado entonces.

La Sociedad General de Autores es una entidad sin ánimo de lucro (oiga, que sí: se lo juro) encargada, entre otros menesteres, de hacer que nos portemos bien en la Tierra para que así ganemos el Cielo con mayor facilidad. Ya lo dijo Aquél: "Bienaventurados los que paguen el diezmo a Teddy, porque ellos alcanzarán misericordia"; por no mencionar las Tablas de la Ley, cuyo undécimo mandamiento decía: "No instalarás el E-Mule ni bajarás música de internet"; pero Moisés lo suprimió, con buen criterio, porque lo de las redes P2P estaba muy poco desarrollado entonces.
La SGAE es, por tanto, una sociedad filantrópica de carácter metafísico que quiere que seamos santos. Es la nueva Inquisición, dicho sea con el mayor de los respetos. La de Torquemada y compañía era una institución, tan buena como la SGAE, que sólo enviaba a la hoguera a los herejes. Por su parte, los gestores de la Sociedad de Teddy no nos tratan como si fuéramos delincuentes porque quieran hacerse ricos a costa de nuestro dinero y, de paso, insultarnos, como dicen la "derecha extrema" y las asociaciones de usuarios de internet: yo jamás pensaría algo así de estos señores tan desprendidos; sino porque quieren llevarnos por el buen camino y engrandecer nuestra cultura. Lo suyo es una especie de Educación para la Ciudadanía al compás de la música hortera de Luis Cobos.
 
Hombre, si en algún momento se descubre a un malvado pirata bajándose de internet toda la discografía de Ramoncín, cuya cotización en el mercado negro es astronómica, habrá que meterlo en la cárcel, pero ese no es el objetivo principal de las campañas de la SGAE, sino permitirnos alcanzar la gloria mientras colaboramos con el justo enriquecimiento de nuestros autores mediante, por ejemplo, el pago del llamado "canon digital", que, como ha explicado muy bien Teddy, no representa un coste adicional para el cliente: las empresas del ramo asumen este impuesto gustosamente, y nunca se les pasaría por la cabeza repercutirlo en el precio final de sus productos. Los comerciantes prefieren, quién lo duda, perjudicarse antes que molestar a los artistas llevándoles la contraria.
 
Baltasar Garzón.Como la SGAE es una ONG dirigida por personas muy inteligentes que no dejan ningún cabo suelto, nos hace pagar a todos, quiero decir a las empresas, un impuesto extraordinario por la compra de soportes de audio o video, por si a algún cliente se le ocurre bajarse de internet una peli o una canción. Uno podría pensar que, ya que paga esa penalización, debería tener derecho a hacer con los DVD vírgenes o el reproductor de MP3 lo que dé la gana. Pues no: si utilizas el E-Mule, además de ir al infierno, los becarios de Teddy te perseguirán por el ciberespacio y le darán tu IP a Garzón para que te entrulle.
 
Tomen ejemplo de mí. Yo hago una inmersión en el séptimo arte cada verano para volver a disfrutar con buenas películas, es decir, con cualquiera menos con las españolas posteriores a 1980. Este año, por ejemplo, me toca el ciclo completo del justiciero de Charles Bronson y la saga entera de Harry el Sucio (como ven, cine de autor de corte intimista). Por supuesto, pienso comprar los DVD, porque jamás utilizaría las redes P2P, como hacen esos desvergonzados a los que les da igual ir al infierno. Yo no. Yo quiero ir al Cielo, como Teddy y Ramoncín, para quienes Él tiene reservado un puesto a la vera de la madre Teresa de Calcuta, en pago a sus merecimientos. Desde aquí les invito a que hagan lo mismo y a que denuncien a los que incumplen la sagrada Ley de la Propiedad Intelectual. Por ello, les recomiendo que lleven anotado en la agenda del móvil el número de la centralita de la SGAE: que nunca se sabe cuándo va uno a ser testigo de la comisión de un delito.
 
Es mucho lo que podemos hacer por Teddy y Ramoncín, a poco que nos tomemos este asunto con la seriedad que requiere. ¿Que ve usted a sus vecinos de playa inflarse a cubatas al ritmo de los grandes éxitos de Georgie Dann? Pues llamadita a la SGAE y denuncia al canto. Lo mismo ha de hacer si se monta en un taxi y el conductor se pone a tararear sin permiso una copla de Isabel Pantoja, o si una de sus sobrinas y sus amiguitas juegan a hacer concursos de canciones sin haber liquidado previamente las tasas oportunas. Hay que denunciarlos. A todos. Aunque nos ganemos la enemistad de todo el barrio y los amigos dejen de dirigirnos la palabra. Recuerden lo que nos dijo Dios: "Bienaventurados los perseguidos por mi causa, o por la de Teddy, porque de ellos es el Reino de los Cielos". Amén.

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