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CRÓNICA NEGRA

La enésima falsa alarma sobre Publio Cordón

Teletipo de campanillas. Los voceros del Gobierno distribuyen una extraña exclusiva: se busca el cadáver del empresario aragonés Publio Cordón en la Provenza francesa. Sorpresa, estupor, nerviosismo inesperado.

Teletipo de campanillas. Los voceros del Gobierno distribuyen una extraña exclusiva: se busca el cadáver del empresario aragonés Publio Cordón en la Provenza francesa. Sorpresa, estupor, nerviosismo inesperado.
La filtración interesada se completa con un relato apresurado: el graposo Fernando Silva Sande, al que desde el principio se le atribuye el secuestro y asesinato de Publio –al que por su nombre histórico llamaba el Romano–, se ha venido abajo y ha confesado. Estos fibrosos del asalto son en realidad pura mantequilla.

No deja de ser chocante porque durante el juicio, con un jersey que parecía la Abeja Maya, dijo no saber nada del empresario y se negó a ayudar a la justicia. Pero a este criminal insaciable, como a tantos otros sanguinarios, una vez tras los barrotes le entra la flojera y se lo hace encima. En ese apretón habría decidido colaborar y explicar a la policía el lugar exacto donde estuvo retenido Cordón, la casa de la que intentó escapar, según él, y donde encontró la muerte, al saltar por una ventana. Silva Sande ha hablado, pero su lengua sigue podrida de mentiras, como su corazón.

Últimamente ha recibido varios reveses, como la expulsión del Grapo, al que ha dedicado su intensa y sanguinaria vida, y se ha hecho una idea de que la banda terrorista, despiadada, desastrada, mercantil y nada fiable, es en realidad una secta, sesgada y viciada, al servicio del gran gurú. Silva Sande, como los graposos en general, es gente de escasa preparación y cultura, hombre de acción que durante décadas estuvo bajo el influjo ideológico de Manuel Pérez Martínez, el Camarada Arenas, y su compañera Isabel Llaquet, ambos suertudos, absueltos por la desaparición del industrial dueño de Previasa y el grupo Quirón.

Sande se queja amargamente porque atribuye a los jerarcas del Grapo toda la responsabilidad de las acciones: como grupo marxista leninista, la disciplina es su columna vertebral. Aun así, solo se ha mostrado colaborador y entregado luego de muchos meses de encierro, con un horizonte de 158 años de condena y una treintena de asuntos judiciales a la vista. Por todo ello, es perfectamente posible que este jefe del Grapo haya decidido hablar y contar algo de lo que sabe a cambio de algún acuerdo que le favorezca. Lo cierto es que, gracias a su cambio de actitud, ya ha salido de prisión en varias ocasiones, y ha podido incluso saltar la frontera para catar de nuevo la tierra de los buenos quesos y vinos. No está nada mal para un delincuente múltiple que se mostraba hosco, reservado, como un frío ejecutor de los elegidos.

Logo del Grapo.El caso es que la búsqueda del cuerpo del desaparecido Publio cayó como una bomba y alentó nuevas expectativas en sus familiares. La esposa de aquél, mi admirada Pilar Muro, inagotable, fuerte y tierna, desea que ésta sea la ocasión definitiva y espera anhelante las novedades.

En los primeros momentos de la noticia todo parece nuevo, espontáneo y conveniente. Sin embargo, con el transcurso de las horas empieza a verse el cartón de la antigua farsa: se trata de una noticia vieja, filtrada ahora por el Gobierno por intereses no aclarados. El graposo Silva Sande se derrotó nada menos que en noviembre, cuando escribió una carta que acabó en manos del juez Grande Marlasca y en la que se prestaba a facilitar cuantos asuntos sin resolver acumula el grupo terrorista, entre ellos, de forma prioritaria, la suerte de Publio Cordón.

Desde ese mismo mes, agentes de la Guardia Civil revisan la Provenza en función de las coordenadas que facilitó Sande, pero no han encontrado nada: ni siquiera la casa donde dice el terrorista que tuvo retenido al empresario. La pregunta es: si hace tanto que se busca, sin resultado, a Cordón, ¿por qué se da la noticia ahora? Los que la filtran no dan puntada sin hilo, y se hace preciso escrutar el horizonte: elecciones gallegas y vascas, rastreos desafortunados en el Guadalquivir, sustracciones de cocaína de la Jefatura de Sevilla, corrupción en varios ayuntamientos... Cualquier cosa antes que descubrir las cartas o dar el juego por perdido.

Lo peor de todo es que puede que tampoco esta vez aparezca el rastro de Publio Cordón. Tal vez Sande ha mentido una vez más, en plan canalla; quizá se ha choteado de la investigación y jugado con la necesidad imperiosa de un éxito rotundo en medio del desastre.

Pilar Muro y sus hijos merecen que Publio Cordón descanse en paz, así que, desactivada la sorpresa, esperemos que el graposo esté mareando la perdiz y no solamente mintiendo; que diga finalmente qué hizo con el empresario, dado que nadie duda de que fue él, ya entonces descontento con la secta marxista, que se repartió cuatrocientos millones de las antiguas pesetas para cubrir necesidades imperiosas, gozos varios y disfrutar de la vida.

Esta estrategia de conseguir que te trasladen de cárcel y te lleven de viaje para que aclares un asunto misterioso forma parte de los trucos de los peores ladrones de baja estofa. Con el aparataje desplegado y la guardia civil de elite en el rastreo, nos llega la vieja-nueva deformada, cuando la gente responsable de la investigación precisa que no se fían de lo que está pasando, que podría tratarse de un doble engaño, el peor de los cometidos por quienes han permitido un vuelco desorbitado a la esperanza.


FRANCISCO PÉREZ ABELLÁN, presentador del programa de LIBERTAD DIGITAL TV CASO ABIERTO.
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