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GRIPE AVIAR

Informar, no aterrar

Tal y como se había pronosticado, el virus de la gripe aviar o aviaria ha sobrepasado las fronteras comunitarias. Su llegada ha sido recibida con un despliegue informativo, tanto mediático como gubernamental, sin precedentes, superando con creces al que vivimos con las vacas locas.

Tal y como se había pronosticado, el virus de la gripe aviar o aviaria ha sobrepasado las fronteras comunitarias. Su llegada ha sido recibida con un despliegue informativo, tanto mediático como gubernamental, sin precedentes, superando con creces al que vivimos con las vacas locas.
Pero ¿realmente estamos ante las puertas de una terrible catástrofe sanitaria, de una pandemia a nivel mundial? ¿Está en peligro la seguridad alimentaria? La respuesta es "no".
 
De momento, y hasta que nadie diga lo contrario, la gripe aviar es una epizootia, esto es, una enfermedad infecciosa que afecta a un colectivo de animales, en este caso las aves, principalmente. Y, de igual modo que ocurre con otras infecciones animales, puede suceder que pase accidentalmente al hombre, sobre todo a las personas que están en contacto directo y frecuente con los especímenes enfermos y no toman las medidas oportunas, ya sea por desconocimiento u omisión, para prevenirlas. El resto de la población está libre de contagio.
 
En este sentido, la cifra de afectados por gripe aviar hasta la fecha resulta insignificante a nivel epidemiológico. En efecto, los veterinarios creían que el H5N1 –el agente viral causante de la gripe del pollo– sólo infectaba a las aves, hasta que en 1997 apareció en Hong Kong el primer caso humano. Desde entonces hasta el pasado 13 de febrero la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha contabilizado 169 infectados en Indonesia, Vietnam, Tailandia, Camboya, China, Turquía e Irak. De éstos, 91 murieron, lo que supone más de la mitad de los casos.
 
El H5N1, en su versión actual, se difunde mal y poco a los humanos, y no hay ninguna prueba científica que demuestre que puede hacerlo entre personas. No obstante, algunos especialistas aseguran que en unos pocos casos no se puede descartar el contagio entre enfermos, aunque de haber ocurrido ha sido de manera muy limitada y no se ha propagado a otras personas en contacto con los afectados.
 
Por el contrario, sí es verdad que este virus aviario ha encontrado la forma de multiplicarse con una habilidad preocupante entre las aves, hasta el punto de que puede hablarse de una panzootia, término veterinario que equivale al de "pandemia" en humanos. Tras circular por Asia desde finales de 2003, el H5N1 ha saltado a África y se ha extendido por Europa, afectando a 13 países en un solo mes. El vehículo principal de su expansión ha sido las aves migratorias, aunque los científicos están desconcertados por la rapidez con que lo ha hecho.
 
Un huevo de gallina.Saben que estas aves viajeras juegan un papel trascendental. Por ejemplo, la secuenciación del genoma del virus que llegó en enero a Nigeria y que mató a 40.000 pollos es la misma que la encontrada en Turquía el pasado verano. Ese país africano es uno de los mayores receptores de aves procedentes de Eurasia. Por otro lado, un ambicioso estudio genético publicado el mes pasado también encontró que el H5N1 estaba presente en pájaros sanos del sur de China, justo antes de que migraran. Pero, como reconocen los expertos, resulta difícil determinar hasta qué punto las aves migratorias son las responsables de esparcir nuevos brotes de gripe aviar en los corrales, o de recoger el virus de granjas infectadas por otras rutas aún desconocidas.
 
En el mismo estudio, que analizó más de 13.000 muestras virales, puede leerse también que el comercio y los traslados de aves de corral fueron, con diferencia, los principales responsables de los repetitivos brotes de gripe aviar en el sur de China y de la diversidad genética del virus.
 
Sin duda laguna, definir la forma en que se transmite este escurridizo agente patógeno es vital para su control y eliminación. De momento, la mejor manera de frenar su avance es evitar el contacto de las aves migratorias con las de corral. En este sentido, cualquier medida es bien recibida. Lo que no es de recibo es la alarma social que ha desatado la gripe aviar, propiciada por una parte por las autoridades sanitarias, facilitando informaciones contradictorias y confusas, y, por otra, por unos medios de comunicación que se han echado al monte en busca de la anátida virulenta. Resulta curioso comprobar cómo el hallazgo de una corneja muerta se convierte en noticia de primera plana, y cómo se ofrece al público noticias poco veraces o contrastadas.
 
Unos y otros han sembrado la confusión, y una inquietud injustificada en la población que sólo encuentra parangón con la que vivimos con la llamada "enfermedad de las vacas locas", o encefalopatía espongiforme bovina (EEB). Se llegó a decir que cientos de miles de europeos morirían con los cerebros agujereados como esponjas debido a la voracidad del prión. No fue así, y la factura de la exageración y las proclamas apocalípticas –y la manipulación informativa– la pagaron ganaderos y carniceros.
 
El alarmismo generado por la gripe aviar golpeará, sin duda alguna, a los polleros, a pesar de que el consumo de carne de ave infectada no supone ningún riesgo para la salud humana, salvo que esté mal cocinada. Lo que está ocurriendo es que se están mezclando informaciones muy distintas, muchas relacionadas con la realidad de la situación y la "prospectiva" científica. A fecha de hoy, la gripe del pollo es un problema circunscrito a las granjas avícolas que está causando serios problemas económicos y de alimentación en las zonas afectadas. Del mismo modo, la gripe aviar no es un problema para la salud humana, aunque sin querer se hace creer que sí.
 
Algunos expertos creen, por ejemplo, que la información que está facilitando la OMS, concretamente el documento titulado 'Las diez cosas que usted debe saber sobre la pandemia de la gripe aviar', no contribuye en nada a la calma social. Tampoco ha ayudado mezclar la vacuna de la gripe con la prevención del contagio de la influenza del pollo: ¿de qué sirve vacunarse de un virus para protegerse de otro? Lo único que se me ocurre es para evitar que cojan la gripe "normal" las personas que viajaban a los países afectados y así se sientan más tranquilas.
 
Y qué decir del acopio de antivirales, por cierto costosos y de dudosa eficacia, por parte de nuestro Gobierno y otros comunitarios, y la difusión de la idea de que no "hay medicamentos para tratar a todos". Sospecho que nuestras autoridades sanitarias han pensado en la conveniencia de disponer de algún tipo de coartada si desgraciadamente se desencadena la anunciada pandemia.
 
En este sentido, los muertos también han resonado en los medios de comunicación hasta el extremo de acongojar a la audiencia. La opinión pública, sobre todo de los países desarrollados, se conmueve más frente a los riesgos potenciales que ante los reales. A casi nadie de nosotros le inquieta que, por ejemplo, cada 30 segundos muera un niño de paludismo; sin embargo, a la mayoría se le ponen los pelos de punta al oír hablar de los ciento y pico muertos de gripe aviar. Esto quizá se explica porque se nos ha insistido en que estamos ente las puertas de una pandemia en la que morirían millones y millones de personas. Pero esto no deja de ser una especulación más o menos justificada. Para que el virus empiece a propagarse entre humanos tiene que mutar en esa dirección, y es algo que puede y no puede suceder.
 
Tarea de los científicos es seguir de cerca los pasos del agente viral. Mientras tanto, deje disfrutar a su paladar de la temporada de pato, que ésta sí que ya está aquí.
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