Menú
CHUECADILLY CIRCUS

Historias de Almudeni

Érase una vez una niña bien de un barrio señorial del centro de Madrid. Nuestra desdichada protagonista se crió entre los graves retratos de Franco que su progenitor, mediocre poeta casado en segundas con una vieja gloria de la danza del vientre, había colocado en la residencia familiar. Para mayor congoja de la frágil ninfa, al gallego se le unió el babilónico Sadam Husein, muy admirado por los hermanos de nuestra triste heroína. Con el tiempo, a la simpática chavala se le fue agriando el carácter, mientras iba desarrollando un escatológico interés por la anatomía masculina...

Érase una vez una niña bien de un barrio señorial del centro de Madrid. Nuestra desdichada protagonista se crió entre los graves retratos de Franco que su progenitor, mediocre poeta casado en segundas con una vieja gloria de la danza del vientre, había colocado en la residencia familiar. Para mayor congoja de la frágil ninfa, al gallego se le unió el babilónico Sadam Husein, muy admirado por los hermanos de nuestra triste heroína. Con el tiempo, a la simpática chavala se le fue agriando el carácter, mientras iba desarrollando un escatológico interés por la anatomía masculina...
No es de extrañar que, debido a algún mecanismo freudiano, Almudeni –un nombre como cualquier otro...– terminara convirtiéndose en la viva imagen de su progenitor, y que incluso intentara emular las hazañas, rifle en mano, de los héroes de papá.
 
Desde que mi hermanita me arrastraba a las sesiones triples de los viernes en el cine Fantasio de Madrid, siempre he sido un gran aficionado al terror, que según algunos es el único género en el que la realidad no supera a la ficción. ¿Seguro?
 
El terror es algo mucho más cotidiano de lo que pensamos. Por ejemplo, casi todas las causas progres podrían ser convertidas en las más espeluznantes producciones: el calentamiento global, la lucha contra los productos genéticamente modificadoscomida Frankestein–, el camelo de la silicona venenosa y el imperialismo sionista. Las librerías y las páginas web más izquierdistas están repletas de estos y otros relatos apocalípticos, achacables todos al capitalismo criminal.
 
Pero no toda protesta tiene por qué basarse en Pesadilla en Elm Street. En 2002 los brasileños Cleiton Stringhini y Paulo Tarso Disca rodaron En el bar, un desternillante cortometraje que denuncia lo absurdo, banal y cruel de esas tétricas admoniciones que los fumadores encontramos en los paquetes de tabaco. Lo pueden ver en Futureshorts España, una muestra de cortos que mes a mes organizan el atractivo Gabriel y sus amigas en el bar El Hombre Moderno de Madrid (Pez, 2). A la celebración del primer aniversario del certamen, patrocinado por Mahou y Pop Producciones, fui invitado por Fernando, de Fans de Massiel, muy feliz tras terminar la universidad y dispuesto a comérselo todo en su inminente viaje a los EEUU –¡tiembla Las Vegas!–. Me presentó a una simpática pareja, formada por Manu, un remedo rubiaco de Jim Morrison, y Luis, elegantísimo abogado, articulista y escritor y la viva imagen del André Malraux veinteañero –quién lo pillara–, pero sin ningún tipo de veleidad comunista.
 
Como suele pasar en cuanto alguien baja las luces, ésta y otras parejitas se dedicaron a lo suyo –l’amour est enfant de Bohème–, así que me arrimé con Rocío, la nueva sensación catalana de la sección de Internacional de LD. Tengo la manía de juntarme siempre con la más guapa e inteligente, más que nada para fastidiar al hetero pánfilo que pulula por los lugares modernos de Madrid y que gracias a mí suele terminar la velada con más hambre que Carpanta.
 
Volviendo a los progres, hay que reconocer que de vez en cuando alguno se cae del guindo y se marca un manifiesto del tipo: "Nosotros, que somos tan guays, los únicos que tenemos derecho a hablar, hemos descubierto que esto o lo otro es mentira... y el que lo dijera antes es un pedazo de fascista". Así lo ha hecho un grupete de izquierdistas y algún derechista de alquiler (como dicen mis amigas libertarias, la prostitución tiene muchos nombres) que hace unos días montó un acto en defensa de Israel en el Círculo de Bellas Artes. El evento me recordó aquello que dijo Boy George cuando se descubrió que George Michael era gay: "Llevo veinte años diciendo que el griego es marica y nadie me ha hecho caso".
 
Algunos se han hartado de decir que eso de achacar a Israel y a los judíos todos los males del mundo no estaba bien, pero no ha sido hasta que el presidente de la Asociación Solidaridad España-Israel y sus compis del PSOE han hecho su particular besada pública que algunos progres lo han reconocido. De todas formas, a mí el asunto me huele a bronca interna de los socialistas y a utilización de la ASEI con fines espurios por parte de algún guerrista rencoroso o PSCero poco de fiar. Por otra parte, ¿por qué sólo han sacado las veinte primeras firmas? Es el primer manifiesto que conozco cuyos firmantes permanecen en secreto. ¿Alguien me lo explica? Hello!
 
Y hablando de sociatas feos: la semana pasada les prometía algunos consejos para no parecer un candidato made in Pepiño (¿Dónde está la pasta, matarile, rile, rile...). Pues bien, aquí tienen un par de pistas para ser lo más esta primavera-verano.
 
Para ellos, regresa el flower power en todo su esplendor. Aunque los escaparatistas españoles no lo hayan reflejado todavía –hasta en esto hemos perdido con ZP, a pesar de María Teresa de la Vogue–, las firmas más prestigiosas del mundo se han lanzado a decorar el torso masculino con jardines multicolor. Mis preferidas son las flores combinadas con bandas de seda de Benarés y motivos de Cachemira de Lacroix Homme. Pierre Cardin se ha decidido por el floripondio tropical con fantasías de flores del paraíso y algunos motivos que recuerdan a los girasoles gigantes que Benetton sacó a principios de los 90. Menos elegante que el primero, aunque ideal para los más atrevidos.
 
Fotografía tomada de la web de Paul Smith.Hugo Boss y Paul Smith también se han decidido por el estampado, aunque prefieren los motivos florales pequeños y reducidos en patrones longitudinales. Vamos, como los calzoncillos de florecitas de toda la vida pero en camisa. Perfecto para los mayores y los más discretos. Z. Brand apuesta por la rosa solitaria en camisas de estilo vaquero, y Tribeca y Paul & Joe incorporan todo lo anterior. En cuanto a tonos, predominan los rosados, malvas y morados. Como apunté más arriba, me temo que todo esto tarde en llegar, aunque confío en haber ayudado a alguno a sacar el mejor partido de su próximo viaje a Francia.
 
Para las señoras, aparte de todo lo anterior, lo que habrán visto por toda España: combinación de blanco y negro a gogó. De todas formas, cuidado con los excesos y, desde luego, prudencia a la hora de elegir el bolso. Si pueden encontrarlo, les recomiendo un bolso de Gucci de hace tres años. Forma ligeramente trapezoidal y cuero blanco y negro en damero. También les recomiendo uno de Armani con incrustaciones de vinilo y asa de terciopelo. ¡Premio a la que los consiga! Sin duda, los complementos más chic para los colores de moda de la temporada.
 
Casi huelga decir que la dictadura de la cadera baja ha sido abolida y desterrada. Se acabó el lucir barriguita y llevar los pantalones por donde la espalda pierde el nombre. Los diseñadores han declarado libertad casi absoluta en caderas y cinturas, así que cada una luzca, o tape, lo que tenga como mejor pueda. Cinturones, sí; cadenas… bueno; pañuelos, por supuesto. En cuanto a la línea, el límite de la elegancia se sitúa esta temporada dos dedos por debajo del ombligo. Cualquier prenda situada más allá deberá ser pasto de las llamas en la próxima hoguera de San Juan.
 
¿Y qué hay de lo mío?, dirá el moderno ochentero que tras múltiples reciclajes sobrevive en los albores del siglo XXI a base de revival. Tranquilo, querido: tú, como el rey del Glam de Alaska & Dinarama, siempre lucirás regio. Aunque los años y los kilos no pasen en balde, siempre estarás divino en camiseta de los Ramones, cinturón de pirámides y pantalones semipitillo. Y si encima sabes bailar, darling, I’m all yours.
 
Millones de mujeres de todo el mundo descubrieron hace tiempo que un poco de frescura y un mucho de autenticidad do the trick incluso en los salones más exigentes del mundo. Como buen feminólogo que soy –de todo se aprende, y el que diga que no es un borrico–, nunca olvidé la máxima. Espero que ustedes tampoco.
 
 
Enquire within: chuecadilly@yahoo.es
0
comentarios