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PANORÁMICAS

Harry Potter y Lord Voldemort, cara a cara

Harold Bloom, el crítico norteamericano, sostiene que los libros de Harry Potter no son para niños inteligentes. Quizás no los hubieran leído Stuart Mill (a los cinco años traducía a Herodoto), Von Neumann (que quizás resolvía ecuaciones diferenciales a los siete) o el mismísimo Bloom (que debía de montar El mercader de Venecia a los nueve); pero para millones de niños Harry es la encarnación del placer de la lectura, y será la puerta de entrada para buena parte de ellos en el difícil y arriesgado mundo de la magia literaria.

Harold Bloom, el crítico norteamericano, sostiene que los libros de Harry Potter no son para niños inteligentes. Quizás no los hubieran leído Stuart Mill (a los cinco años traducía a Herodoto), Von Neumann (que quizás resolvía ecuaciones diferenciales a los siete) o el mismísimo Bloom (que debía de montar El mercader de Venecia a los nueve); pero para millones de niños Harry es la encarnación del placer de la lectura, y será la puerta de entrada para buena parte de ellos en el difícil y arriesgado mundo de la magia literaria.
Detalle del cartel de HARRY POTTER Y EL CÁLIZ DE FUEGO.
Harry Potter y el cáliz de fuego es la cuarta entrega cinematográfica de la serie literaria de J. K. Rowling (Jo para nosotros) –la mujer más rica de Gran Bretaña gracias, precisamente, a las aventuras del pequeño mago–, tras Harry Potter y la piedra filosofal (2001), Harry Potter y la cámara de los secretos (2002) y Harry Potter y el prisionero de Azkabán (2004). Hemos presenciado cómo Harry pasaba de ser un crío a la adolescencia cada vez más rotunda. Sin perder su aura de inocencia y pureza, Harry comienza a mostrar señales de rebeldía, un poco de mala leche y atracción por las chicas. En esta ocasión, la trama se organiza a partir de un torneo de magos, en el que intervendrán tres escuelas diferentes: Hogwarts, Beauxbatons (sólo chicas) y Durmstrang (sólo chicos).
 
En estos tiempos de confusión pedagógica y agitación escolar, los tradicionales métodos de enseñanza de Hogwart, con algún que otro castigo físico (incluidas transfiguraciones en animalillos) y sometimiento a pruebas peligrosas (dragones cabreados, sirenas mordedoras y laberintos asesinos), harán que más de uno de la Liga de la Corrección Política, Moral y Pedagógica se rasgue las vestiduras. La película se alarga porque se han mantenido las relaciones sentimentales de los magos adolescentes, afortunadamente, ya que redundan en un perfil psicológico más ajustado, además de la inclusión de personajes nuevos, como el fantástico Ojoloco Moody, que da clases de Defensa contra las Artes Oscuras, divinamente interpretado por Brendan Gleeson.
 
Harry Potter, el ungido desde la cuna para salvar al mundo de la Fuerza del Mal, va a estar más cerca que nunca de su alter ego siniestro, Lord Voldemort (curiosamente, también en la saga de La guerra de las galaxias el malvado es un lord). Voldemort, el asesino de la familia de Potter, va a ser la sombra que acompañe a Harry y sus contrincantes en el Torneo, guiándolo hasta el enfrentamiento final (que me decepcionó. A los malos les sienta mal la luz de las cámaras). Ha sido recurrente entre la crítica subrayar que la atmósfera se ha "ennegrecido", ganando en densidad y haciéndose más turbia. Tampoco hay que exagerar. Al lado de Mary Poppins es, ciertamente, una película negra, negrísima. Pero comparada con El mago de Oz es pura magia blanca.
 
Mike Newell, el director ocasional, es el más capacitado de todos los que hasta ahora se han encargado de trasponer a la pantalla las novelas de Jo. En su haber destaca el drama existencialista y desgarrado Bailar con un extraño (1992), la comedia chispeante Cuatro bodas y un funeral (1994) y el denso thriller de gángsters Donnie Brasco (1997). La puesta en escena es eficaz, con un ritmo trepidante y una sucesión bien ordenada entre secuencias fantásticas y pequeños conflictos sentimentales, típicos en unos adolescentes. Una vez más, ha sido Steve Kloves el encargado de realizar el guión y, en consecuencia, de cortar las numerosas digresiones a que nos tiene acostumbrados Rowling.
 
De todas formas, la película se le va un poco de las manos en cuanto a duración, lo que no importó nada a los espectadores más pequeños, que sospecho hubieran deseado que en vez de dos horas y media durase cinco o seis, y no perderse ni un solo encantamiento (La magia cuesta; aproximadamente, unos 200 millones de euros, que se gastaron, entre otras cosas, en más de diez millones de litros de agua para simular un lago).
 
¿Por qué resulta tan fascinante Harry Potter a gran parte de los niños y adolescentes? Por supuesto que es una lectura fácil, excesivamente fácil para el gusto de Harold Bloom. Pero es más complejo lo que explica la venta de diecisiete millones de libros, sin contar los piratas, en todo el mundo, solamente de esta penúltima entrega (hay un nuevo libro, Harry Potter y la orden del Fénix, con película en fase de producción).
 
En primer lugar, ofrece el más clásico enfrentamiento de todas las narraciones: entre el Bien y el Mal. Harry Potter es humilde pero arrojado, valiente que siente miedo, inteligente sin arrogancia, amigo de sus amigos pero jamás hipócrita. Nunca traiciona sus principios. Además, estudia en Hoggart, una escuela de magia en la que reina la disciplina, los profesores enseñan en un ambiente de autoridad reconocida y el único mérito es el trabajo bien hecho. Al estilo de la educación medieval y fiera que reivindicaba hace poco Arturo Pérez-Reverte. En el fondo, Rowling ha construido con la serie de Harry Potter un compendio de moral aplicada, tal como explica Dumbledore, el director de Hogwarts, a Harry: "Hay que elegir entre el camino fácil y el correcto". En la película, Newel y Kloves han aligerado los sermoncillos más evidentes del libro (como alguna diatriba contra los videojuegos), lo que no resta para que siga siendo un relato, en el fondo, edificante.
 
Mientras la acción transcurría previsible y lineal hacia el inevitable happy end, me preguntaba si J.K. Rowling, harta de ganar millones de libras, será capaz de darle un giro radical a la trama. Harry es ejemplar, de acuerdo, pero ¿cuánto tardará en asumir su superioridad entre los magos? Y cuando finalmente lo haga, ¿será capaz de resistir el influjo de la magia negra, el reverso tenebroso del encantamiento? En El señor de los anillos Tolkien sabiamente condenaba a Frodo, el hobbit contaminado por el influjo mefítico del Anillo del Poder, al exilio. ¿Veremos a Harry Potter encerrado en Azkabán, la prisión de los magos traidores?
 
 
Harry Potter y el cáliz de fuego (EEUU, 2005; 157 minutos). Director: Mike Newell. Guión: Steve Kloves. Intérpretes: Daniel Radcliffe, Rupert Grint, Emma Watson. Brendan Gleeson. Fotografía: Roger Pratt. Música: Patrick Doyle. Calificación: Entretenida (6/10).
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