Menú
CRÓNICA NEGRA

¿Ha caído Bible John?

En Inglaterra han descubierto, casi por casualidad, a uno de esos grandes asesinos con cara de santurrón que se sienten llamados a una misión mística y hacen compatible el recitado de los versículos con el asesinato. Se llama Peter Tobin, tiene 61 años, procede de Glasgow, Escocia, y es posible que en 1991 cruzara Gran Bretaña hasta Margate, en la punta sureste, con el cadáver de una joven de 15 años, Vicky Hamilton.

En Inglaterra han descubierto, casi por casualidad, a uno de esos grandes asesinos con cara de santurrón que se sienten llamados a una misión mística y hacen compatible el recitado de los versículos con el asesinato. Se llama Peter Tobin, tiene 61 años, procede de Glasgow, Escocia, y es posible que en 1991 cruzara Gran Bretaña hasta Margate, en la punta sureste, con el cadáver de una joven de 15 años, Vicky Hamilton.
Peter Tobin.
Mucho antes se había detectado en Glasgow a un misterioso estrangulador que acabó con la vida de tres chicas entre los años 1968 y 1969. Tenía un perfil muy parecido al de Tobin. Le llamaron Bible John. Los dos podrían ser la misma persona.
 
Cada vez más, los asesinos son viajeros, caprichosos, desinhibidos. Tobin, capturado finalmente en 2006 por violar y apuñalar a una chica polaca, Angelina Kluk, cuyo cadáver fue encontrado escondido detrás de un confesionario, dejó una pista en la iglesia donde se refugiaba que va a permitir a la policía rastrear todas las casas que ha ocupado, una docena, desde los años 60. En el jardín de una de ellas se han encontrado los huesos desmembrados de dos mujeres jóvenes: Dinah McNicol, de 18 años, y Vicky Hamilton. Los investigadores se preguntan si darán con nuevos cementerios clandestinos en las residencias de este predicador de chichinabo.
 
Tobin fingía reinsertarse de un pasado de violador, por el que fue condenado en 1993, en la iglesia de San Patricio de Anderston, Glasgow, con lo que cerraba el círculo de sus desmanes itinerantes. Es un tipo que convencía a cualquiera con sus suaves maneras y su hablar dulzón. Un sacerdote laico, sólo que de un rito diabólico.
 
Tobin acompañaba a Angelina cuando ésta desapareció. Su existencia empezó a complicarse cuando encontraron el cadáver de la chica. En la actualidad es sospechoso de ser un continuador por distintos métodos de la obra del doctor Shipman, el mayor asesino del Reino Unido. Los investigadores han averiguado además que presenta graves concomitancias con la actuación del viejo Bible John, que, como Zodiac y muchos otros asesinos misteriosos, ha logrado burlar a la justicia.
 
En Inglaterra, el jardín de algunas casas se convierte en fosa común. La casa de Rosemary West, llamada "de los horrores", es buen ejemplo de ello. El matrimonio West también sembró de cadáveres más de una casa, como Reginald Christie, otro de los grandes oficiantes del crimen británico.
 
La captura del presunto en Inglaterra sirve para ponernos en guardia contra los criminales del tipo misionero, de hablar suave y maneras contenidas. Se ofrecen para trabajos humildes, incluso se acogen a sagrado, con la coartada de la iglesia o del párroco bonachón. Aprovechan su falso prestigio para engatusar a los jóvenes.
 
Peter Tobin, ¿Bible John?, es uno de los magos sangrientos que están detrás de las polémicas desapariciones de chicas jóvenes. Su rostro se ajusta como un guante al retrato-robot que en su día hizo la policía. Su obsesión es también religiosa, aunque podría decirse que se trata en realidad de una coartada.
 
Su nombre figuraba en el registro de delincuentes sexuales, pero la permisiva sociedad actual favoreció que se lo cambiara. Así, trampeando, ha logrado sortear el castigo durante décadas. Fingía ser un sirviente leal, humilde e incardinado en el bien. Sin embargo, bajo su pelo blanco de fabricante de responsos late el cerebro de una bestia. Sólo en la chispa de su mirada se ve un destello de sorna y desprecio. El servidor humilde sólo se sirve a sí mismo. Y su vicio es letal. Las jovencitas, sin embargo, le siguen como a un padre. Últimamente, como la polaca asesinada, confiadas en que se encontraban ante un hombre de fe.
 
El asesino sólo cree en su propio poder para otorgar certificados de existencia. Él decide quién puede seguir viviendo. Los grandes criminales, como presuntamente es Peter Tobin, se fabrican el mandato de liquidar la belleza de la Tierra. En especial, los emociones intensas o los pensamientos limpios. Su proceso es el inverso del de una depuradora: hacen de lo bueno y hermoso suciedad y perdición.
 
Tobin enterraba a sus víctimas en las viviendas que habitaba. Vivía su vida y se daba al rezo en el mismo lugar que había llenado de tumbas clandestinas. Una vez condenado por asesinato, es cada vez más el sospechoso número uno de gran cantidad de desapariciones; por ejemplo, de la de Jessie Earl, que desapareció en 1980 de Eastbourne, East Sussex, y cuyos restos fueron hallados nueve años más tarde. El misionero había pasado por ahí.
 
La incapacidad de la buena gente y de la sociedad en general para entender lo que busca el presunto Bible John le ha favorecido hasta ahora, permitiéndole herir, violentar, agredir, salir y entrar de la cárcel y, finalmente, ser admitido entre los redentores.
 
Conviene, pues, que tomemos nota para descubrir a los que, como él, diezman la población femenina: en realidad, no tienen creencias religiosas; tienen pinta de benditos pero exhiben gestos de burlones libidinosos, albergan siempre una segunda intención y buscan la compañía de chicas jóvenes y bonitas como nunca haría un hombre religioso.
 
Son, pues, burdos delincuentes que van por la vida de pecadores dolientes. Personajes que, si se fijan, pueden estar cerca de ustedes.
 
 
FRANCISCO PÉREZ ABELLÁN, presentador del programa de LIBERTAD DIGITAL TV CASO ABIERTO.
0
comentarios