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CRÓNICAS COSMOPOLITAS

Gritos y murmullos

Es admirable constatar, una vez más, cómo la redacción y los columnistas de El País se lanzan, todos a una, unánimes, uniformados, al paso de la oca y cara al sol, contra los “energúmenos sembradores de odio” que se manifestaron el pasado sábado por las calles de Madrid. Bien es sabido que dicha manifestación, convocada por la Asociación de Víctimas del Terrorismo, tenía como objetivo el de protestar contra la liberación anticipada de asesinos etarras, tolerada, o más bien organizada, por el Gobierno socialista.

Es admirable constatar, una vez más, cómo la redacción y los columnistas de El País se lanzan, todos a una, unánimes, uniformados, al paso de la oca y cara al sol, contra los “energúmenos sembradores de odio” que se manifestaron el pasado sábado por las calles de Madrid. Bien es sabido que dicha manifestación, convocada por la Asociación de Víctimas del Terrorismo, tenía como objetivo el de protestar contra la liberación anticipada de asesinos etarras, tolerada, o más bien organizada, por el Gobierno socialista.
José Bono, durante un mitin de las pasadas Generales.
Empleando su jerga: “objetivamente”, y desde el principio, la AVT convocó a una manifestación antigubernamental, en todo caso contra ese aspecto de su política. El PP madrileño se dirigió a sus manifestantes para que participaran masivamente en dicha manifestación, y pese a lo que escriben el tránsfuga del Opus, Miguel Ángel Aguilar, el Profesor Moriarty y todos los demás escribidores del “Grupo” los populares no “transformaron” nada, defendieron los objetivos antigubernamentales de la convocatoria de la AVT.
 
Algunos se pasaron de la raya; bueno, ¿y qué? El infeliz Aguilar aprovecha la ocasión para exigir, en nombre de la libertad de expresión, que se censure drásticamente a la COPE, y Pradera tiene la caradura de hablar de agresiones físicas contra Bono. ¿Será por eso que el ministro ha huido clandestinamente a Venezuela, para que Huguito Chávez le cuide a base de bien? Si hubiera habido la menor bofetada, puñetazo o porrazo, hubiera salido en las innumerables fotos que se sacaron del incidente. Nada de eso hubo, y Pradera lo sabe y miente, porque miente siempre, es su naturaleza, y miente para echar leña al horno del odio. Pero siendo odio de izquierdas, deja de ser odio y se convierte en “conciencia de clase”.
 
Sería, por lo tanto, democrático y tolerante tratar a José María Aznar de asesino, como se le trató por las calles y en los medios, pero sería fascista tratarle a Bono de... por cierto... ¿de qué se le trató? ¿De canalla? ¿De sinvergüenza? Da lo mismo, de todas formas fue fascista, y estaríamos en los albores de una nueva guerra civil, sólo porque algunos han gritado lo que muchos murmuraron. No voy a hacer el recuento de todos los incidentes de esta índole que ya han sucedido, y muchos más contra el PP que contra el PSOE, dicho sea de paso; sólo quiero afirmar, cosa que no se ha dicho, o al menos no he leído, que son incidentes normales.
 
Es inevitable que en este tipo de manifestaciones, de por sí tan cargadas de emoción, algunos pierdan los estribos unos instantes, se pongan a vociferar o incluso intercambien puñetazos, cosa menos frecuente, y tant mieux. Pero, de todas formas, esto nada tiene que ver con el terror que los etarras y sus innumerables aliados y compinches hacen reinar cotidianamente en el País Vasco, lo cual exigiría medidas, no por legales menos firmes, contra ese estado de sitio permanente. Por lo visto, sería como pedir peras al olmo.
 
Esperanza Aguirre, presidenta de la Comunidad de Madrid.Para evitar este tipo de incidentes habría que prohibir las manifestaciones, o tolerar únicamente los desfiles de corte militar, silenciosos y con una sola consigna, decidida por el Comité Central. No creo que eso redundara en beneficio de la democracia. Incluso si se dejara al libre albedrío de los organizadores la elección entre “Heil Hitler!” o “¡Viva Stalin!”. Cuando después, o antes, de un partido de fútbol los hay que se pegan, y hasta se matan, tan estúpidamente, ¿cómo no admitir que la pasión, la ira, la indignación puedan cegar y extraviar momentáneamente a ciertas personas, tratándose de temas tan importantes como el terrorismo y sus víctimas? Bueno, eso lo puedo escribir yo, viejo incontrolado y escéptico, que se ha manifestado mucho, y ha asistido – incluso participado–, a bastantes reyertas mucho más feroces que los incidentes del pasado sábado; pero no lo puede decir Esperanza Aguirre, pongamos.
 
Me parece, por lo tanto, perfectamente lógico y justo que haya lamentado públicamente los insultos a Bono y a otros socialistas presentes. La señora Aguirre fue ministra de Educación y presidenta del Senado y es presidenta de la Comunidad madrileña, y  por lo tanto se codea, en las Cortes, en la Puerta del Sol o donde sea, con ministros y responsables socialistas. Es por lo tanto justo y lógico que mantenga relaciones de cortesía y amabilidad con todos ellos, y estoy seguro de que las mantendrá cuando los suyos vuelvan al poder de la nación y los socialistas estén de nuevo en la oposición... Pero no es baldío notar que eso no le ha evitado ser insultada por el PSOE, que considera que “encabeza el reducto más duro de la derecha más reaccionaria e intransigente de nuestro país”.
 
Y la Ejecutiva del PSOE madrileño exige asimismo que pida perdón al Gobierno (?) y expulse de “manera inmediata” a los responsables del PP, que ellos mismos se encargan de designar. Y si yo les ordeno que expulsen fulminantemente a Rodríguez Z., por la incompetencia, ¿qué pasa? Nada, pura basura, ridículo intento de venganza por su merecida victoria en las elecciones autonómicas madrileñas. Claro, no ocurre lo mismo con Ruiz-Gallardón, porque éste tiene por costumbre de darle la razón al PSOE.
 
Josep Piqué, líder del PP catalán.Y, si me permiten un inciso, ya que estoy hablando del PP, algo parecido ocurre con Josep Piqué, que pretende ser tan catalanista como Pujol. Lo cual es discutible desde el punto de vista de los principios y constituye una mamarrachada desde un punto de vista estratégico, porque los catalanes saben muy bien que el PP es, dirán, “españolista”; otros, nacionalista, y ellos patriota. En vista de eso, el catalanismo oportunista de Piqué no cundirá. Es imposible.
 
Si el PP tiene un futuro en Cataluña es el de representar a los españoles residentes, o nacidos, en Cataluña que quieren seguir siéndolo; que quieren que sus hijos, aun sabiendo el catalán, puedan estudiar en español. Y todo lo demás, conocido de sobra.
 
¿Será minoría? Ya lo es, y lo será; no sé por cuanto tiempo, pero al menos una minoría coherente.
 
Todo esto no es política, señores, es batiburrillo partidista.
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