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CARTAS DE ULTRAMAR

Gardel, 70 años del cantor que no murió

El Río de la Plata está recordando por todo lo alto los setenta años de la muerte del mayor cantor de tangos de la historia: Carlos Gardel, el Zorzal Criollo, el Maestro, El Mudo, el Troesma y tantos nombres más. Se le evoca con enorme cariño en ambas márgenes y, debemos agregar, prácticamente ya no se discute su nacionalidad, un tema muy polémico hasta hace bien poco.

El Río de la Plata está recordando por todo lo alto los setenta años de la muerte del mayor cantor de tangos de la historia: Carlos Gardel, el Zorzal Criollo, el Maestro, El Mudo, el Troesma y tantos nombres más. Se le evoca con enorme cariño en ambas márgenes y, debemos agregar, prácticamente ya no se discute su nacionalidad, un tema muy polémico hasta hace bien poco.
Carlos Gardel.
Carlos Gardel era uruguayo. No había nacido en Toulouse (Francia), ni había llegado, como gustaba a la leyenda, en brazos de su madre cuando la gran ola inmigratoria hacia esta zona del mapa.
 
Veamos algunos detalles de su novelesca vida. La tarde del 24 de junio de 1935 el cantor de tangos murió en Medellín; el hecho ocurrió cuando el avión en que viajaba se salió de la pista y se estrelló contra otro. Uno de los músicos de Carlos Gardel, que milagrosamente salvó su vida, relató haberle visto intentando romper una ventanilla para escapar del fuego. Desde aquel día, todos los 24 de junio las evocaciones se suceden.
 
Aquí, en Montevideo, además de conferencias y actos muy diversos, en la plazoleta Carlos Gardel donde se encuentra el busto del cantor, se colocan ofrendas florales, se suceden discursos, se recitan poemas populares que realzan su personalidad y los cantores, tanto profesionales como aficionados, realizan su homenaje mientras espontáneas parejas de baile se ensimisman en esa danza sensual en la plaza y hasta en plena calle, ante el numeroso público.
 
Lejos de Montevideo, en su departamento natal: Tacuarembó, situado al norte del Uruguay, donde se encuentra el Museo Oficial de Gardel, en Valle Edén, tienen lugar conferencias, conciertos, exhibiciones de materiales documentales y visitas guiadas a los lugares de culto.
 
Otro tanto sucede en Buenos Aires, donde el Morocho del Abasto (como le dicen allí) es homenajeado también, incluso con mayor esplendor, en los lugares más variados. Una estatua suya está rodeada de flores, incluso no le falta un cigarro encendido en los labios, que manos anónimas van cambiando a medida que se convierten en ceniza.
 
Aquellos que sostienen la tesis de que Carlos Gardel era francés dicen que su madre fue Berthe Gardés, y que ésta llegó a la Argentina con el pequeño Charles Romuald en brazos. Los argentinos participaban de esta teoría, excepción hecha de algunos estudiosos como el especialista Ricardo Ostuni. Los uruguayos, en cambio, sostienen que era hijo de un terrateniente de Tacuarembó; el cantor fue fruto de una oscura historia sentimental. El periodista Erasmo Silva Cabrera (que escribía con el seudónimo "Avlis"), hacia los años 60 llegó a conclusiones muy afinadas sobre la nacionalidad de Gardel y escribió largamente sobre el tema.
 
Tras su muerte, diversos historiadores siguieron sus pasos, entre ellos Nelson Bayardo, quien sostiene, en su libro Gardel a la luz de la historia, que el cantor era hijo del coronel Carlos Escayola, un terrateniente que estuvo casado, sucesivamente, con tres hermanas: Clara Oliva Sghirla (con la que tuvo dos hijos), Blanca Oliva Sghirla (con la que tuvo siete hijos) y, finalmente, María Lelia Oliva Sghirla.
 
Precisamente de esta última relación nació el cantor de tangos. Así lo explica Bayardo: "En 1883, en relación extraconyugal tuvieron un hijo al que ocultaron dadas las implicaciones familiares, sociales, religiosas y políticas, que imponían silencio. Así nace quien a la postre sería Carlos Gardel". Escayola estaba casado, entonces, con la segunda de las hermanas Oliva. En consecuencia, a escondidas el niño fue entregado para que le educaran lejos de Tacuarembó. Y esta tarea fue encomendada a Berthe Gardés. Este es el motivo, sostienen los nuevos historiadores, de la confusión de aquellos que, al principio, pensaron que se trataba de la madre del cantor.
 
En el museo de la sociedad de autores de Uruguay está encuadrada la fotografía del chamuscado pasaporte de Gardel, recogido en Medellín, donde se dice que era de nacionalidad "oriental" (de la Banda Oriental del Uruguay) y nacido en Tacuarembó.
 
Gardel triunfó en Buenos Aires, y fue allí donde alcanzó resonancia y estatura artística; en aquellos momentos de gran popularidad, cuando le interrogaban sobre su origen, hábilmente Gardel respondía que era "rioplatense como el tango". Pero lo cierto es que en él se reflejan, aún hoy, ciertos rasgos culturales muy arraigados en el hombre rioplatense. Por ello, a él se acude para indagar sobre nuestras señas de identidad.
 
Hace setenta años, cuando murió, estaba en el punto más elevado de su carrera. Era reconocida en Sudamérica y había comenzado a filmar en Hollywood. Carlos Gardel, como lo siguen reflejando las películas que infaltablemente todos los 24 de junio proyectan diversos canales de televisión, mantiene un magnetismo que no decrece. Sigue siendo aquel hombre de perenne sonrisa blanca, vestido de esmoquin, corbata de moña y cabello renegrido y achatado por el fijador.
 
Tenía una garganta de oro, y en ella una lágrima, conjunción ideal para interpretar esa melancolía que palpita en letras de tangos impares como 'Volver', 'Mi Buenos Aires querido', 'Anclao en París', 'El día que me quieras' y, en fin, 'Por una cabeza' (que bailó espléndidamente Al Pacino en Esencia de mujer).
 
Como dicen aquí (la frase es de un estudiante que no se presentó a rendir un examen de Derecho), Carlos Gardel canta cada día mejor.
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