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CÓMO ESTÁ EL PATIO

Frikielecciones europeas

A las elecciones al parlamento europeo, además de los partidos conocidos concurre un buen puñado de agrupaciones de lo más diverso, con lo que al votante se le ofrece un rico mosaico de posibilidades, sea cual sea la neurosis particular de cada cual.

A las elecciones al parlamento europeo, además de los partidos conocidos concurre un buen puñado de agrupaciones de lo más diverso, con lo que al votante se le ofrece un rico mosaico de posibilidades, sea cual sea la neurosis particular de cada cual.
Gracias a los arrebatos de originalidad a los que somos tan dados los españoles, el próximo 7 de junio podremos depositar nuestra confianza en organizaciones tan variopintas como el PUM+J (Por un Mundo más Justo), el POSI (no confundir con el famoso Pozí; se trata del Partido Obrero Socialista Internacionalista), la SAIN (Solidaridad y Autogestión Internacionalista), el Pacma (Partido Antitaurino Contra el Maltrato Animal), la Izan-Rg (Izquierda Anticapitalista-Revolta Global), dos o tres de los varios cientos de facciones en que se dividió la Falange o el CDS. El que no vota, está claro que es porque no quiere.

Pero como la mayoría de ustedes, amables lectores, no tiene tiempo de leer detalladamente los programas electorales de todos los partidos que concurren a estas elecciones, en las semanas que quedan hasta la cita con las urnas vamos a tratar de ofrecerles un ramillete con lo más granado de esta oferta política, de forma que puedan ustedes ejercer su sagrado derecho al sufragio plenamente informados.

Comenzaremos con uno de los partidos que probablemente no arrase en estas próximas elecciones, a pesar de que atesora valores muy precisos que conviene tener en cuenta, por si usted decide dar un poco de colorido a su decisión electoral: el SAIN.

Lo primero que cabe destacar de este partido es lo desafortunado de sus siglas. Cuando servidor era un crío, allá por los años setenta, había una figura ominosa con que las madres amenazaban en verano a sus hijos para que no salieran de casa en las horas de la sobremesa: el Tío Saín. Un tipo nada recomendable que deambulaba por las callejuelas desiertas en plena siesta con un saco de arpillera al hombro, dispuesto a meter en él a cualquier niño que desobedeciera la orden materna y saliera a buscar nidos o darse un baño clandestino en el río. Nunca lo vimos, pero acojonaba mucho, sobre todo porque las madres no aclaraban para qué coño quería el tío ése llevársenos en un saco: ¿para practicar la antropofagia? ¿La pedofilia? ¿O sólo se trataba de gastarnos una broma pesada para que las obedeciéramos?

El SAIN del que ahora hablamos no lleva saco de arpillera, pero es casi tan bizarro como el personaje mítico del párrafo anterior. El programa electoral con que va a pedir el voto a los ciudadanos españoles de cara a las europeas tiene cuatro objetivos básicos, a saber: acabar con el hambre del mundo, acabar con el paro, acabar con la esclavitud infantil y acabar con el aborto. Total, ya puestos...

Los saínes le tienen especial manía al PSOE de Zapatero, al que tachan de traidor al socialismo, del que el SAIN se considera único heredero legítimo. La tesis es que el socialismo real tiene un origen apostólico nacido en el seno de la Iglesia Católica, cuya preeminencia en materia espiritual y moral defienden sin concesiones. Tras la profunda marxistización de amplios sectores de la Iglesia en los pasados años sesenta hubo curas, obispos y seglares que apostaron por la revolución comunista, incluso a través de la violencia. Los saínes podríamos decir que son una rama desgajada de ese movimiento, que en cierto momento fue consciente de que el resultado final de esa revolución supuestamente libertadora iba a ser una dictadura atroz, reflexión que les honra, dicho sea de paso.

El SAIN defiende la vida desde su inicio hasta su final, repudia el aborto y la eutanasia, exige mantener la financiación de la Iglesia y acusa a la izquierda política española de intentar acabar con el catolicismo con ayuda de la masonería y el grupo PRISA. En todo lo demás, y especialmente en materia de economía, relaciones sociales y libertad individual, son bastante más socialistas que el pobre Zapatero, al que dejan a la altura del betún en fervor marxistoide. Si alguien les explica algún día a estos chavalotes que los ataques a la Iglesia, a la vida humana y a la familia, que tan nerviosos les ponen, son la consecuencia inexorable de las ideas que ellos mismos defienden, tal vez se hagan liberales, que es, por otra parte, la única opción compatible con el ideal católico en términos intelectuales y morales.

De momento, si usted es socialista hasta las trancas pero va a misa todos los domingos, como María Antonia Iglesia, el SAIN es una buena opción para votar el próximo 9 de junio.

En la próxima entrega estudiaremos la apasionante oferta política del Pacma, Partido Antitaurino Contra el Maltrato Animal. Tela marinera.
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