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CHUECADILLY CIRCUS

Femmes exceptionnelles

Los expertos en Teosofía y disciplinas afines sostienen que nuestras almas tienden a reencarnarse en géneros distintos. Las mujeres serán hombres y los machos lucirán melena. Todo es posible, hasta que Pablito Molina termine esclava del Epilady. Como siga acumulando karma, el murciano va a acabar más operada que la mismísima Cher. A mí un amigo vidente me ha desvelado que los margoles podremos elegir, así que escojo volver a ser hombre, pero de otra clase. Demasiadas mujeres estupendas como para dejarlas escapar en mi próximo avatar. 

Los expertos en Teosofía y disciplinas afines sostienen que nuestras almas tienden a reencarnarse en géneros distintos. Las mujeres serán hombres y los machos lucirán melena. Todo es posible, hasta que Pablito Molina termine esclava del Epilady. Como siga acumulando karma, el murciano va a acabar más operada que la mismísima Cher. A mí un amigo vidente me ha desvelado que los margoles podremos elegir, así que escojo volver a ser hombre, pero de otra clase. Demasiadas mujeres estupendas como para dejarlas escapar en mi próximo avatar. 
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Hasta hace poco, mi ratio de mujer de bandera era de una por temporada. Pero en los últimos tiempos Roxanne, Liz, Meri White, las Maytes, Paloma, las Chris y otras me han hecho imaginar listas de boda kilométricas y fastuosas lunas de miel en la Luna para cuando los americanos hayan colonizado el satélite. On top of the list continúa Francesca, cansada de ser mujer cosmopolita (and rightly so). Como siga tan ocupada, un día de estos estableceremos un código para la próxima existencia, no vaya a ser que nos crucemos y con las prisas ni nos reconozcamos when you’re gonna give me some time, Sharona-. No obstante, debo confesar algunos devaneos, aunque siempre en un nivel de lo más anti-empírico. Más allá de los besos castos, aquí no ha pasado nada. 
 
Sin embargo, en los últimos meses los encuentros con féminas divinas han cobrado una velocidad e intensidad vertiginosas. Me visualizo casado con las esposas de mis amigos –en particular con la del half chulazo Fernando Díaz Villanueva, autor de una superlativa biografía del Che que recomiendo a todas las mariprogres y chicas del montón- o preguntándome qué aspecto tendría a los 25 la mujer de uno de mis jefes. Pensamientos en nada impuros, aunque sí lo suficientemente alarmantes como para que haya tomado la decisión de reencarnarme en un Rodolfo Valentino y tener muchas novias hasta que me case con Francesca, a quien seré fiel hasta la descarnación (pretty promise!).     
 
Pero lo que nunca se me había pasado por la cabeza es que en el espacio de 12 días la cifra de mujeres extraordinarias ascendiera a 3, más un reencuentro. Ando medio compungido, con la cabeza baja y abusando de la Melatonina. Demasiado para mi mente calenturienta, que no caliente.
 
La primera hembra excepcional es Mónica. Piernas de vértigo, melena rubia natural y un rostro como de estatua griega clásica ligeramente distorsionada. Vestido corto estampado del antiguo Glam de la calle Fuencarral -el secreto de ese tipo de tienda reside en combinar la ropa con algo que no tenga nada que ver con sus escaparates; otherwise, el aspecto de sociata es inevitable- y botas que sólo a ella pueden sentar bien. Y cuando abre la boca y te relata sus planes vacacionales o te informa de las próximas actuaciones en el circuito rockero madrileño, uno no sabe si desmayarse o arrodillarse y proponerse allí mismo, en medio del dance floor. Creo que la chica notó algo, porque durante un rato me tomó por lo que no era. ¡Lo pasé fatal! Tengo su teléfono, pero no la he llamado.
 
Lo que sí noto en mis pseudo enamoramientos femeninos es que, a pesar de la total ausencia de instinto carnal, se repiten algunos de los patrones que sigo en los de testosterona. ¿Qué importan una o dos tallas de cintura, 10 ó 15 años más –o menos– y unos cuantos centímetros de altura? Lo confirmé el sábado cuando José M non ho l’eta...– me invitó a comer con Inger, reina nórdica de la pedagogía anti-progre. Un look parecido al de mi amiga S, dama multinacional e injustamente tratada por algún periodista rosa. De Inger Me gustaron hasta las canas, por no mencionar los ojos gatunos y rebosantes de inteligencia y sana malicia. Comimos en la pizzería chic Lucca –Ortega y Gasset, entre Star Bucks y Vips– ella una carne estofada con un puré de patata delicioso y yo un carpaccio de ternera sabroso, aunque algo escaso. Además, la turgente camarera ecuatoriana confundió el pesto con la rúccula. El tinto de la casa más que bebible, y los postres, tarta ligera de manzana ella y pastel de tres chocolates yo, espléndidos. El servicio correctísimo y las mesas amplias, aunque quizá demasiadas. El tono vainilla de las paredes relajante y sugerente. Se te abre el apetito de sólo mirar. Children are most welcome.
 
Precio indeterminado porque pagó JM, que es un caballero y dobla la cuenta antes de que uno la pueda ver. Él es uno de los siempre empeñados en colocar un pedazo de carne muerta carísima entre él y yo –Robbi, el del latin jazz, es otro. Antes me molestaba, ahora me dejo querer. Después de todo, en ese marasmo de instintos que es la amistad cada uno vuelca lo que quiere y según le place, y a mí la carne me sale fatal y siempre monto una humareda que ni Chernobil. En conclusión, conocer a Inger me ha permitido comprender el texto más clarividente del socialista caviar Fernando Schwartz, Cambio dos de veinticinco por una de cincuenta.
 
Pero el colofón se produjo hace tres días, fecha de mi encuentro con P. Preliminares más bien típicos (interés mío, conocimientos comunes..) y una eerie coincidence: ella también me conocía a mí, aunque ninguno lo sabía. Al fin, cita para merendar. Comenzamos con café e infusiones y terminamos con un copazo de Fra Angélico. P es alquimista –“el dolor ennoblece”– y ha conseguido transformar varios kilos de pedrusco en oro de ley que reparte pidiendo muy poco a cambio. American Vogue le debe una portada –¿cuántas semi pelirrojas de ojos negrísimos, piel de auténtico nácar y labios perfilados por mae narureza conocen ustedes?– y yo alguna cosa más de orden mucho más prosaico. Nos veremos más veces, y la lista de heterorro y bicha mal resolvida que en privado me detesta seguirá en aumento. Espero que a P no le pase lo mismo con sus congéneras, aunque creo que le importará bien poco. Ella tampoco habla con ordinarias.  
 
É preciso amor pra poder pulsar,
é preciso paz pra poder sorrir.
É preciso chuva, para florir.
 
A straight man trapped in a gay world? ¿Me pasará como a una de las Tatu, cogida in fraganti dándose el pico con un miembro del sexo opuesto en Hyde Park? ¿Todos bisexuales, como creo dice Secun de la Rosa –lástima el ramalazo polpotista del magnífico actor y mejor besador– en El otro lado de la cama? I very much doubt it. No es que crea que en la vida no haya autopistas ni vías de doble sentido. Simplemente no puedo quejarme. Si “una vida feliz es aquella absolutamente preferible a la no-existencia, a no haber vivido”, puedo darme con un canto en los dientes. No sólo quiero seguir en ésta tal y como hasta ahora; incluso tengo planes para la próxima.  
 
Una pena no encontrar ninguna mujer extraordinaria en el homenaje a García Márquez del pasado lunes. De todas formas, si usted es de esos que piensan que cualquier folletín de Machado de Assis es superior a Cien años de soledad, o se aburrió soberanamente con Crónica de una muerte anunciada, ahí va una triple alternativa: de entre los vivos, el mexicano David Toscana –imprescindible El último lector, o por qué no es malo quemar un libro malo– y el ecuatoriano Leonardo Valencia –“Aunque gritemos somos de papel y tinta. De aquel que nos despierta del sueño de una plegaria a un dios que no responde”. Y de entre los amigos de Sánchez-Dragó, habitantes de cuartas o quintas dimensiones inescrutables, Abel Posse. Sus mejores historias permanecen descatalogadas, aunque en las librerías de viejo del centro del DF todavía quedan ejemplares del epatante Los perros del paraíso publicado por Diana. Carezco de cita ilustrativa porque hace años presté el libro y perdí ambos, novela y maromo. Pelillos a la mar. A reveure, ens veim a la mani! Speak up, Mariano!  
 
chuecadilly@yahoo.es
           
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