Menú
CHUECADILLY CIRCUS

El Tercer Sexo

En muchos países islámicos la expresión tercer sexo se emplea para hacer referencia a las infieles (¿será que las esposas de los moros no tienen tetas?), pero en Occidente describe una realidad bastante distinta.

En muchos países islámicos la expresión tercer sexo se emplea para hacer referencia a las infieles (¿será que las esposas de los moros no tienen tetas?), pero en Occidente describe una realidad bastante distinta.
La primera vez que la escuché en un contexto legal fue durante una clase de Francisco Pérez-Rico, profesor de Derecho Civil de la Universidad Complutense. Ante una audiencia atónita, el jurista señalaba la necesidad de que la legislación contemplara esta realidad. Algunos no daban crédito a sus oídos.
 
Como la inmensa mayoría, yo tampoco me tomaba en serio el asunto de la transexualidad, a pesar de que a esas alturas ya me había cruzado con varias trans. Durante mi alocada adolescencia (wild times!) tuve un amigo que se pinchaba hormonas y se hacía llamar Laura en los locales nocturnos más exclusivos de Madrid. Casi todos lo tomaban por una chica, hasta que por alguna razón Laura abría la boca o se quitaba los largos guantes que le cubrían los brazos...
 
Al final se arrepintió, igual que uno que conocí en el colegio. Quizá la confusión sexual adolescente, los estereotipos que retratan a los homosexuales como hombres femeninos y la falta de información les hicieran creer que eran mujeres atrapadas en cuerpos de hombre. Quien no se arrepintió fue un chico de la parroquia, con quien una noche me topé en una discoteca de Chueca. Mi sorpresa fue morrocotuda. La suya al encontrarme allí, también.
 
Poco después de la charla de profesor asistí a la despedida de una periodista inglesa que regresaba a su país tras una larga temporada en España. Allí conocí a June, una señora tímida que sobrepasaba con creces la media de edad de los asistentes a la fiesta. Tras la reunión, y mientras nos afanábamos por devolver al maltratado suelo de parquet su antiguo esplendor, Carol me agradeció que mis amigos y yo hubiésemos sido tan naturales con June, "dadas sus circunstancias". Resulta que la señora había sido un hombre, casado y con un hijo, que había aprovechado las largas vacaciones universitarias –enseñaba Matemáticas en una facultad de ciencias; ¿la Lynn Conway española?– para realizar lo que los médicos denominan reasignación. A veces la realidad es más tozuda que los prejuicios.
 
Fanny, una de las trans más bellas de Madrid, buena peluquera y excelente persona, falleció, hace poco más de un año, abandonada por todos salvo su portera, que se ocupaba de alimentarla, y mi madre, que aprovechaba cada encuentro con ella para invitarle a algo y ponerle unos euros en el bolsillo. Algunos creerán que a Fanny le venció la vida; pero tal vez Dios no tuviera intención de retenerla en este mundo más allá de lo necesario.
 
Estos y otros recuerdos retornaban mientras leía El Tercer Sexo (Ediciones B), del periodista Guillermo Hernaiz, presentado la semana pasada en la discoteca Cool de Madrid. A través de entrevistas con un grupo de transexuales latinoamericanas dedicadas a la prostitución, médicos, psicólogos, el testimonio de algún admirador de las trans –los más morbosos pensarán que se trata de una self interview–, y las aportaciones de algunas trans conocidas, el autor nos introduce en la vida de estas "chicas con sorpresa". Algunas son bellas y glamorosas y han conseguido éxito y dinero, aunque casi todas se mueven en los límites de la marginalidad, y han sufrido rechazo y crudelísimas formas de violencia y discriminación. En cualquier caso, el sendero que lleva a la normalidad social, que para algunas consiste en operarse el sexo, es duro, inhóspito y pedregoso, y más de una se deja la piel y el alma en el intento.
 
Hernaiz lo llama "el largo viaje", un trayecto que algunas recorren a medias; una situación que "incomoda tanto como fascina a los miles y miles de hombres heterosexuales que cada noche pagan por sus servicios". El porqué de esta atracción se me escapa, aunque existe. Sólo hay que echar un vistazo a los anuncios por palabras de algunos diarios para darse cuenta de que la popularidad de la prostitución de los trans es indiscutible.
 
Los casos de expulsión del hogar o abandono del mismo a edades tempranas son frecuentes y traumáticos. Carentes de formación académica y experiencia profesional, y con una larga lista de gastos médicos asociados a su transformación, muchas recurren al dinero fácil y rápido que proporcionan la prostitución y los espectáculos cabareteros, tengan o no vocación para ello (el morbo puede suplir con creces el talento). El libro alterna estos asuntos con una alucinante colección de las anécdotas más epatantes y humorísticas de las trans y sus amigos (algunas son dignas de figurar en la mejor antología del chiste picante). Sorprende la facilidad con que las entrevistadas son capaces de pasar de lo trágico a lo cómico, de lo más profundo a lo más superficial en cuestión de segundos. Sin embargo, la sensación es más bien agridulce, sobre todo para los que no terminamos de creernos eso de que el cinismo es el mejor antídoto contra la tristeza.
 
También llama la atención la variedad de opiniones sobre la operación de reasignación de sexo, la cuestión de la nomenclatura (desde las que se consideran gays hasta las que prefieren decir que son mujeres), la religiosidad de la mayoría de ellas y las frecuentes contradicciones, que sospecho se deben más a las erratas del autor al transcribir las respuestas que a las dificultades de las chicas para expresarse de forma coherente.
 
Mucho más claro lo tiene la actriz y militante socialista Carla Antonelli, una mujer brillante y ecuánime (nos recuerda que la Comunidad de Madrid es la segunda región española cuya sanidad pública posee una Unidad de Género, algo que Hernaiz olvida), aunque en el nivel teórico cae en la contradicción de defender al mismo tiempo los mantras de la posmodernidad aplicada al sexo y al género –imperio falocrático, vacuidad de los conceptos hombre y mujer...– y algunas definiciones extremadamente arcaicas, incluso retrógadas, de masculinidad y feminidad, como si lo femenino se midiera por la longitud de la melena. Será que al fin y al cabo nociones como raza y sexo no son del todo arbitrarias ni tan engañosas como algunos nos quieren hacer creer. Parafraseando a Ignacio Sánchez Cámara, negar la existencia de razas para luego hablar de racismo (o defender la categorización excluyente de las personas en una raza determinada) es una falacia impropia de un pensador serio.
 
En los mismos errores cae Hernaiz, cuyas diatribas contra el cristianismo son una soberana gilipollez (se me acaban los apelativos amables para referirme a la indigencia cultural de cierta progresía contemporánea). De todas formas, ni esas bobadas ocasionales ni la miel que derrama sobre el PSOE empañan un trabajo en el que el sentir de los protagonistas y su ambiente social son retratados de forma vívida y genuina. Una lección de buen periodismo, que no de filosofía.
 
En una línea diferente, crítica y radicalmente libertaria, se sitúa la cantante, DJ y periodista Roberta Marrero, quien afirma categórica que "los hombres y las mujeres somos DISTINTOS" y se burla de los homosexuales que cultivan una imagen hipermasculina y se aterran ante cualquier rasgo de feminidad en otros varones ("Algo tan reaccionario e ilógico como ser negro y que te parezca mal que existan japoneses..."). Le gustaría que la sexualidad se tratara en los colegios con textos como Sexual Personae, de Camille Paglia, una investigación dirigida por Harold Bloom que busca e interpreta los mensajes erótico-sexuales transmitidos por las manifestaciones artísticas. Propuesta loable aunque irreal (¿cuántos jóvenes profesores actuales podrían explicar las diferencias entre apolíneo y dionisiaco?, ¿cuántos alumnos lo entenderían?).
 
Pero mucho más allá –o acá– de las teorizaciones, El Tercer Sexo es una prueba más de que los factores que influyen en nuestras elecciones (en la presentación del libro Alaska hacía hincapié en el carácter volitivo, ni esencialista ni inmutable, de la identidad: I am what I am) son a menudo demasiado generosos para según qué categorizaciones. Tal vez en eso consista la libertad, la única fuerza capaz de conciliar identidad y verdad.
 
La Ley de Identidad de Género, que permite a los transexuales cambiar su sexo legal sin someterse a operación de reasignación, e incluso alterar su partida de nacimiento, ha sido criticada por vaciar de contenido nociones nítidas y evidentes en aras de la amalgama. Tal vez habría sido mejor optar por la creación de algún nuevo concepto, como apuntaba Rico-Pérez en su charla. Sea como fuere, me siento incapaz de juzgar el fenómeno trans. Sólo tengo clara una cosa: los tratamientos hormonales no impiden memorizar un manual de Derecho, manejar un ordenador o gestionar fondos de inversión, aunque la lucha por la mera supervivencia deje poco espacio para otros asuntos.
 
Del tercer sexo, al primero; a la clausura del Congreso de Mujeres en Igualdad (la antigua Mujeres para la Democracia), una organización feminista cercana al PP. Su nueva presidenta es la ex concejala del Ayuntamiento de Madrid Mercedes de la Merced (demasiado buena para el proyecto personalista de Ruiz-Gallardón). Acompañando a Mercedes (rojo pasión y lentejuela), la infatigable Ana Pastor, enfundada en un precioso minivestido gris, Teófila Leoparda Martínez y Mariano Rajoy, la alternativa (para la próxima, inviten también a Shannen Doherty, a Heather Locklear y al resto de las Republican Babes). Discursos reivindicativos y sorprendentemente poco intervencionistas: no a las cuotas y a las igualdades de cartón piedra, no a los castigos preventivos, sí a los incentivos.
 
De vuelta a Madrid en el autobús de la organización, una anciana relata a la periodista Yolanda Alba los inicios de su militancia feminista, en el año 1955, al lado de Múgica y Tamames, durante las protestas estudiantiles. También rememora los comienzos de la organización: "Cuando la fundamos éramos cuatro gatas; ahora somos muchas más y lo tenemos claro. Hemos conseguido muchas cosas ". A mujeres así les sobran las lecciones de memoria...
 
 
Enquire within: chuecadilly@yahoo.es
0
comentarios