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CÓMO ESTÁ EL PATIO

El PSOE ya tiene candidato para 2012

Después de que los españoles hayan visto en tan sólo unos días las consecuencias inevitables de la aplicación de los principios socialistas, básicamente el empobrecimiento de los obreros y el enriquecimiento vertiginoso de los cortesanos de izquierdas, es evidente que el presidente del gobierno se ha garantizado la candidatura del PSOE para las próximas elecciones generales.

Después de que los españoles hayan visto en tan sólo unos días las consecuencias inevitables de la aplicación de los principios socialistas, básicamente el empobrecimiento de los obreros y el enriquecimiento vertiginoso de los cortesanos de izquierdas, es evidente que el presidente del gobierno se ha garantizado la candidatura del PSOE para las próximas elecciones generales.
Ni siquiera José Bono, teólogo aficionado y empresario vocacional, se atrevería a postularse con la herencia política que le dejaría ZP como aval. Bueno, un momento: lo mismo si se atrevería, pero como anda ajetreado con ciertos asuntillos que tienen que ver con su patrimonio, tendría serias dificultades para que los militantes del partido de los descamisaos le aceptaran como líder carismático.

José Blanco hizo el fin de semana pasado sus pinitos como futurible en el programa televisivo de referencia que ofrece Telecinco, pero la entrevista a la que se sometió confirmó que estamos ante un personaje incapaz de ejercer como ministro, y mucho menos como presidente de gobierno. Lo suyo es hacer el hooligan y culpar a los demás de la catástrofe que ha causado su jefe en solitario, no la reflexión serena, el estudio provechoso y la elaboración de propuestas sensatas para solucionar los graves problemas del país. Es un personaje tan preocupado por la propaganda, que a su éxito supedita cualquier principio, como demostró al afirmar que prefería dejar de hacer carreteras y poner líneas del AVE para que los hijos de los obreros pudieran seguir teniendo becas; como si el asfalto y los raíles tuvieran algo que ver con los baremos y los fondos de ayudas al estudio.

Zapatero será el próximo candidato del PSOE a La Moncloa porque "no hay cojones en España" que diría Aquél, a disputarle ese puesto, probablemente el menos apetecible de la política mundial, gracias al desastre en todos los órdenes provocado por el personaje. Es inútil que se le exija la presentación de una cuestión de confianza parlamentaria, el adelanto de las elecciones o la inmediata dimisión, porque los socialistas saben de sobra que no pueden dejar caer a un tipo así, aunque esté totalmente amortizado.

La destrucción de todo lo que de sano tenía el país, la devastación brutal de las perspectivas de los más desfavorecidos, el horizonte ominoso que se cierne sobre nosotros, la evidencia de que una casta de parásitos se enriquecen sin el menor pudor a costa de los demás…: todo esto es una losa demasiado pesada para que nadie en su sano juicio se postule como sucesor del peor gobernante que jamás ha padecido un país civilizado.

El único consuelo de los votantes de izquierdas pasa por que Zapatero se pegue el bofetón en la próxima cita electoral –luego de que sus compinches se lleven lo suyo en las autonómicas y municipales del año que viene– y Rajoy gobierne en minoría absoluta: así podrán volver a la calle a montar algaradas contra la derecha, esas que han decidido no hacer mientras gobiernen los suyos.

Zapatero comenzó aparentando ser un líder socialdemócrata moderado, más tarde se desveló un adolescente atolondrado y bastante sectario; en 2008 quedó confirmada su capacidad sobrehumana para la mentira, y el año pasado se mostró manifiestamente incapaz de lidiar con los graves problemas económicos; ahora es el único político del planeta Tierra, si exceptuamos a Arriola, que es más despreciado en su partido que entre las filas rivales.

La compañía de Zapatero contamina, su presencia resta votos y sus propuestas garantizan la derrota de cualquier candidato periférico del PSOE. Es simplemente un lastre… del que la izquierda no puede desprenderse porque no hay nadie en sus filas capaz de hacer lo que realmente necesita nuestro país.

Tiene el destino que se merece. Lástima que también lo paguemos los otros 46 millones de españoles.
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