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CHUECADILLY CIRCUS

El bocazas golpea de nuevo

Para sus admiradores, siempre será el último icono del after punk. Sus detractores se refieren a él como la versión marica británica de Brigitte Bardot. Morrissey, ilustre miembro del cuarto sexo, defensor de los animales, amante de su bandera y de los skinheads y un poco racista, cumple 50 años, muchos menos que Miguel Bosé. ¡Felicidades!

Para sus admiradores, siempre será el último icono del after punk. Sus detractores se refieren a él como la versión marica británica de Brigitte Bardot. Morrissey, ilustre miembro del cuarto sexo, defensor de los animales, amante de su bandera y de los skinheads y un poco racista, cumple 50 años, muchos menos que Miguel Bosé. ¡Felicidades!
Morrissey.
Years of Refusal (Años de negación), así se llama el nuevo disco del ex líder de los Smiths. El tema de lanzamiento se titula "Algo me aprieta el cráneo", una canción en la que el bautizado por los medios políticamente correctos como "mayor bocazas de la historia del pop" se queja de la ausencia de amor en la vida moderna, reconoce el milagro de haber llegado hasta aquí y nos revela la receta de la felicidad ("Diazepán, Valium, Temazepán y Litio"). O bien se burla de todo eso destapando, una vez más, algunos de los aspectos más ridículos de la cultura contemporánea. La letra me recuerda las cenas bien californianas en las que, a falta de tema de conversación, la gente suele iniciar el diálogo con su compañero de mesa con el consabido: "¿Y tú qué tomas?" (What you're on?), que tantas meteduras de pata provoca, sobre todo entre los forasteros.

Tras pasar por una banda de punk, en 1984 Morrissey sorprendió al mundo con el legendario LP The Smiths, uno de los discos más vendidos del año en media Europa. Poco después, el cantante, convertido en ídolo de quinceañeras y modelo a seguir por los macarras marcapaquetes, concedía una entrevista exclusiva a la revista Smash Hits en la que revelaba su relación con Pete Burns, la maravillosa y super sexy locaza del pelo frito y el parche en el ojo que cantaba "You spin me round round, baby, round round"... La extraña y chocante pareja explicaba las razones de su profunda amistad y bromeaba sobre sus diferencias –a Morrissey le gustan las rosas, Pete prefiere a los marineros– y similitudes –ambos terminaremos necesitando guardaespaldas debido a nuestras opiniones.

La bonita relación se fue al traste cuando, tras una agotadora gira por Japón, Pete se presentó en casa enfundado en un abrigo de piel de un animal producto de la ingeniería genética. Una cosa es ser mariquita y otra asesino de animales, debió de pensar Morrissey. Después de aquello Pete, quien siempre ha manifestado su admiración por los principios de su antiguo partner in crime, decidió convertirse en cobaya de los cirujanos estéticos y llegó a protagonizar la edición más hilarante del mejor reality show de todos los tiempos, Intercambio de esposas. Su amigo finiquitó los Smiths y se lanzó a una polémica carrera en solitario inteligentemente apoyada en sus salidas de pata de banco a propósito de la inmigración ("No me gustan nada los paquistaníes") y sus reflexiones acerca del sexo ("Soy un profeta del cuarto sexo... mi canción This Charming Man trata de la carnalidad gay").

En los últimos tiempos Morrissey, ex presidente del club de fans del grupo glam Muñecas de Nueva York, rehúye los asuntos genitales en sus conversaciones con los periodistas, y recientemente se enfrentó a la revista NME por haber publicado unas supuestas declaraciones suyas en las que lamentaba que Gran Bretaña hubiese perdido su identidad. Viniendo de alguien que lleva un montón de años viviendo en Los Ángeles, donde todo es de cartón piedra o lo parece y donde los carteles de tráfico anuncian algunos barrios según la minoría étnico-racial que los habita ("China, Tailandia..."), la reivindicación de la Europa de tarjeta postal desde el universo prefabricado de Hollywood se me antoja un tanto chocante.

Núñez Feijóo.Sea como fuere, Morrissey, quien en la letra de su inmortal "Bigmouth Strikes Again" decía saber cómo debió de sentirse Juana de Arco en la hoguera, una divertida boutade transformada en lúcida profecía, inició hace pocos días su gira americana en plan superestrellón, o sea, cancelando el concierto por indisposición. En fin, que larga vida a los bocazas. Nos vemos en Brixton. No me fallen.

Otro al que felicito es el presidente electo de la Xunta de Galicia, Ojos-verdes-como-la-albahaca Feijóo, premio Marcela y Elisa de la asociación gay coruñesa Milhomes. El origen del galardón se remonta a la boda de José Araujo, concejal de cultura de Orense, con su novio de siempre. El enlace, al que asistieron entre otros el septuagenario y presunto homófobo José Luis Baltar, otro bocazas celta, provocó cierta polémica en ámbitos conservadores, aunque lo mejor fue lo de los periodistas del diario El País, quienes, libres de cualquier tipo de pensamiento estereotipado, no tardaron en preguntarle y repreguntarle si era gay ("¿Sabe que se dice que es homosexual?.. ¿Lo es?"). Eso, y la exclusión de las palabras gay y lesbiana del diccionario gallego por parte de los comisarios del BNG, que, al igual que los hindúes fundamentalistas, reservan las palabras que consideran malsonantes para el idioma del invasor, llevó a los activistas coruñeses y a sus homólogos asturianos a homenajear a Feijóo como se merece.

A propósito, estos días se ha celebrado en Washington el encuentro anual del CPAC, una reunión de derechistas norteamericanos. Es el equivalente conservador al Freedom Fest que montan los liberales en Las Vegas y al que, si la agenda lo permite, asistiré, invitado por un par de organizadores. Mis corresponsales informan del escaso éxito obtenido entre el público por la referencia a los "comunistas hijos de p*** y amantes de los homos de Hollywood" con la que algún comentarista político inició su charla en el evento. "Déjate de chorradas y habla de economía, imbécil, que por tu culpa y la de tus amigos estamos en quiebra", respondieron algunos de los asistentes en medio de los tímidos aplausos y los rumores generalizados de la concurrencia.

No les falta razón a los contestatarios. Repaso la lista de conferenciantes del CPAC y casi me entran ganas de llorar. Los mismos que hace años defendían el aumento imparable del déficit del Estado, las obras públicas y la expansión de las políticas sociales como medidas patrióticas y compasivas aparecen ahora como los baluartes de la libertad contra el socialismo de Obama. A buenas horas, mangas verdes. El lema de este año ha sido "Uniendo a la nueva generación". Más les valdría haberlo llamado "Desfile de travestis", mucho más realista.

Espero que el equipo de prensa y relaciones públicas del presidente electo de Galicia no considere mi elogio a su jefe un regalo envenenado de esos que terminan con una fatwa laica lanzada por la coalición de solteronas y amas de casa aburridas residentes en las urbanizaciones pijas del oeste de Madrid. En "Las hermanas de Shakespeare", Morrissey se reía de los que creen que todo lo que se necesita para convertirse en cantante protesta es una guitarra acústica. Hoy en día algunas piensan que bastan un ordenador, una mesa en la cocina y un montón de horas libres al día para transformarse en líder social. Así nos va.


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