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CRÓNICA NEGRA

El beso del sueño

Que te roben a besos es probablemente un sueño. Días pasados fallecía un hombre tras una fiesta prolongada. Salió con unas chicas complacientes y un amigo. Estuvieron de copas en distintos bares y recalaron en la casa de éste. Allí siguió la diversión... hasta que el cuerpo se quebró de cansancio. Al despertar, sólo uno de los hombres estaba vivo. El otro yacía en el suelo, retorcido, tieso, yerto. Dicen que, quizá, murió envenenado por un beso.

Que te roben a besos es probablemente un sueño. Días pasados fallecía un hombre tras una fiesta prolongada. Salió con unas chicas complacientes y un amigo. Estuvieron de copas en distintos bares y recalaron en la casa de éste. Allí siguió la diversión... hasta que el cuerpo se quebró de cansancio. Al despertar, sólo uno de los hombres estaba vivo. El otro yacía en el suelo, retorcido, tieso, yerto. Dicen que, quizá, murió envenenado por un beso.
La historia del robo a besos viene de atrás, de hace décadas, cuando algunas mujeres de la vida introducían drogas del sueño en las bebidas. Cuando ibas al cuarto de baño, cargaban tu cubata con un doble de fármaco que borraba la consciencia. Las envenenadoras echaban en seguida mano a la cartera y dejaban al acompañante en un pesado sopor, aunque aligerado de duros. Al recobrar el sentido, el seducido y abandonado solía quejarse del trato; algunos incluso adornaban el episodio: "Seguramente ella llevaba algo en la boca que me dejó fuera de combate".
 
Muchas veces no había, no hay, base real para negarlo. Los tipos robados se metieron en una juerga sin fronteras y cayeron al suelo rotos por el cansancio y el alcohol. Una vez en ese estado, las chicas de alquiler se lo llevan todo y dejan a la víctima como un despojo. Todavía hay ocasiones más vergonzantes: aquéllas en las que de pronto, y cuando el primo está en ropa interior, aparece la pareja de la chica –porque se ha cometido el error de acompañarla a su territorio– exigiendo dinero y una rápida reparación de su honor.
 
Un tipo robado, en calzoncillos, desposeído de todo lo que tiene, incluido el sentido del ridículo, lo mejor que puede hacer es improvisar una buena historia: por ejemplo, eso de "Me dejó K.O. con un beso. Debía de llevar algo en la lengua". Es bueno para despistar y muy romántico. Difunde que el primo no se quedó limpio por estulticia o descuido, sino por amor, en el transcurso de un intercambio, mientras la bella probaba su vigor.
 
Los policías experimentados cuentan que a veces es tan cierto como el que denuncia un atraco cuando en realidad ha sufrido un timo. La vergüenza le impide confesar la verdad, y cuando hay mujeres de por medio lo primero es quedar como el que los tiene bien puestos.
 
En alguna ocasión, en efecto, la trabajadora del amor ha suministrado un filtro quitapenas que deja al saurio bebido y entregado, en brazos de Morfeo. Eso fue lo que pudo pasar en el suceso que comentábamos al principio, que tuvo lugar en el barrio madrileño de Chamartín. La casa estaba en desorden; el suelo, lleno de crema hidratante para las manos, que pudo ser empleada en algún juego sexual o simplemente como elemento limpiador de huellas; y, en el suelo, uno de los juerguistas. Muerto.
 
El susto del otro, bruscamente despierto, es perfectamente concebible. Pasó de la fiesta al duelo en los escasos segundos en que la muerte, tan próxima con su guadaña, le bajó del paraíso. Llamó a la policía y a los médicos de urgencia, que no pudieron hacer otra cosa que certificar el fallecimiento.
 
Tellosa: TO CATCH A THIEF (detalle).En el relato de sus recuerdos apareció el intercambio de fluidos, los besos húmedos en los que algunos se pasan el chicle y las matronas resabiadas empujan el narcótico con la punta de la lengua, en una pirueta aparentemente llena de pasión y violencia pero destinada a enmascarar lo que no es más que un robo.
 
Quizá sea el efecto pionero de una leyenda que funciona al otro lado del Charco, en algunos países hispanoamericanos, donde cuentan que las chicas que venden su cuerpo se protegen los labios y el interior de la boca con yerbas o fármacos que literalmente quitan el sentío. Es posible, aunque la autopsia revela que el hombre murió por una parada cardiaca, que a veces sobreviene por exceso de alcohol y esfuerzo. O, simplemente, por el efecto de una enfermedad no diagnosticada. Para dejarlo claro: es como esos que creen que correr es bueno pero no han corrido nunca y un buen día, cargados de años y kilos, mueren haciendo footing por las calles del barrio. Un largo periodo de abstinencia precisa de cautela si se quiere estar en plena forma.
 
Salir de copas a determinada edad no está exento de riesgos. Hablamos de dos hombres solos que terminaron siendo víctimas de besos robados, pero cualquiera puede ganarse la confianza de otro en un sitio aparentemente de buen tono y conseguir que le den posada. Un matrimonio, un suponer, que conoce a otra pareja muy simpática, compuesta por un varón apuesto y una mujer atractiva, puede ser fácil presa de un desvalijamiento si cae en la trampa de invitar a casa a sus nuevos conocidos, "ya que no están los chicos ni la criada".
 
En el domicilio es donde se atesoran todos los objetos de valor: joyas, dinero y tarjetas de crédito. El matrimonio "gancho" puede descolgarse con un narcótico o una amenaza para limpiar los cajones. Luego será difícil explicar cómo se pudo ser tan ingenuo y confiado. Lo mejor es fingir que te drogaron. No sólo los hombres sedientos de sexo son presa fácil, también aquellos que creen que el mundo es un lugar noble.
 
El daño está agazapado, de noche y de día, dispuesto a saltar y enroscarse en el cuello o la cartera. Sobre todo, desde que el delito se diversifica y agrava, dado que los naturales del país manejan pasta, supuestamente la guardan en el calcetín y se han vuelto débiles y confiados. Hay una legión de truhanes, hetairas y celestinas preparados para hacer agujeros del tamaño del Canal de la Mancha. Lo de menos es si están dispuestos a robar a golpes o a besos...
 
 
FRANCISCO PÉREZ ABELLÁN, presentador del programa de LIBERTAD DIGITAL TV CASO ABIERTO.
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