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CRÓNICA NEGRA

"¡Dales Correa!"

Esto sí que es preocuparse por la violencia: un "grave pero pequeño" incidente en el ferrocarril catalán ha movilizado a la ministra de Asuntos Exteriores, al cónsul en Cataluña, al Defensor del Pueblo y hasta al mismísimo presidente del Ecuador, Rafael Correa, ¡dales Correa! El agresor de la ecuatoriana de 15 años está justamente en el punto de mira jurídico y político: una verdadera lección para las autoridades españolas, que cuando nos llegó de extranjis el Monstruo de Machala, asesino en serie ecuatoriano, no abrieron la boca.

Esto sí que es preocuparse por la violencia: un "grave pero pequeño" incidente en el ferrocarril catalán ha movilizado a la ministra de Asuntos Exteriores, al cónsul en Cataluña, al Defensor del Pueblo y hasta al mismísimo presidente del Ecuador, Rafael Correa, ¡dales Correa! El agresor de la ecuatoriana de 15 años está justamente en el punto de mira jurídico y político: una verdadera lección para las autoridades españolas, que cuando nos llegó de extranjis el Monstruo de Machala, asesino en serie ecuatoriano, no abrieron la boca.
El presidente de Ecuador, Rafael Correa.
Liberado con extraña ligereza, el Monstruo de Machala terminó con la vida de una estudiante de Derecho en Lérida. Pero los apocados políticos españoles no reclamaron, no se querellaron, no pidieron explicaciones a los responsables ecuatorianos, que tampoco chistaron. En Ecuador, a los monstruos como el de Machala no sólo no les dan correa: ni siquiera les riñen.
 
Gilberto Chamba Jaramillo fue acusado de asaltar a diez víctimas y asesinar horriblemente a la mayoría de ellas. Una vez confeso y juzgado, fue condenado a 16 años de prisión en su país, donde no puede decirse que sean especialmente contundentes con las bestias humanas. Posteriormente le aplicaron una incomprensible ley del "dos por uno", de tal manera que le perdonaron la mitad de la condena. Por si fuera poca gracia y justicia, le quitaron otro año cuando medio mundo andaba celebrando el cambio de milenio, o sea en 2000, Dios sabrá por qué.
 
Por otro lado, Ecuador es el único lugar del mundo en el que se pueden borrar los antecedentes penales mediante una práctica indisimulada y constante. Cuando en España se supo que Chamba era el Monstruo de Machala, la prensa española tomó imágenes de "oficinas gestoras" capaces de dejar en blanco una hoja de antecedentes penales. De esta forma, el serial killer Gilberto Chamba se presentó en Cataluña, tras cumplir sólo siete años de prisión, con su pasado limpio y dispuesto al asalto de las jóvenes españolas. A María Isabel Bascuñana la sorprendió cuando recogía su coche en el parking en que él trabajaba como "controlador", una especie de vigilante que no necesita papeles. Aprovechándose de que vestía un uniforme de supuesto guardia de seguridad, sorprendió, raptó, abusó sexualmente de la chica y, finalmente, la asesinó.
 
Chamba es un tipo tan falso que durante un tiempo negaba con convicción tener nada que ver con lo ocurrido en su Machala natal. El hecho es que lo acabaron descubriendo los periodistas que siguieron el caso y, luego, las policías española y ecuatoriana. Sin lugar a dudas, el vigilante del párking de María Isabel era el mismo que, cuando ejercía de taxista en Ecuador, secuestraba mujeres jóvenes, a las que violaba y asesinaba.
 
El Monstruo de Machala.Una vez en España, tuvo una segunda oportunidad, gracias a la incapacidad de las autoridades españolas y ecuatorianas –esas que ahora vociferan desde el Ecuador– para detectarlo.
 
Política y crimen son interdependientes. La mayoría de los asesinatos se producen porque fallan las políticas de seguridad, control, sensibilidad y previsión que se aplican. El caso del Monstruo de Machala es paradigmático: descubierto por la policía, recibió un castigo leve, casi inexistente, y luego le permitieron volver a las andadas.
 
Seguramente, los familiares de la chica catalana asesinada tomarán nota, para que el Gobierno español reclame al ecuatoriano las indemnizaciones pertinentes. Quito accederá de inmediato, dada la alta sensibilidad hacia la violencia mostrada por el Gobierno de Correa en el "grave pero pequeño" incidente del tren. Haber dejado suelto a un criminal sólo comparable a Ted Bundy o al Asesino de Green River merece una reparación ejemplar, además del ofrecimiento de toda clase de explicaciones al Gobierno amigo de España.
 
Por si no captan la idea: los familiares de la asesinada por la insuficiencia de la política preventiva deberían reclamar; y, naturalmente, nuestro ministro de Asuntos Exteriores debería presentarse en el querido Ecuador con la factura de los daños y perjuicios. Acompañado del cónsul en Machala, si lo hubiere, así como de un mensaje del presidente ZP. Por otro lado, el Defensor del Pueblo español, siguiendo el ejemplo de su homónimo de allá, debería personarse en la causa de reclamación. Porque aquí ha atacado y matado el Monstruo, y, dado que se presenta como insolvente, no hay lugar para reparaciones morales o materiales. Pero ahora, gracias al atentado racista del tren, hemos descubierto que los cargos políticos están para dar la cara y poner la pela.
 
Empiecen, pues, la ministra ecuatoriana de Exteriores, el cónsul de Ecuador en Cataluña, el Defensor del Pueblo ecuatoriano, y cuantos se consideren políticamente responsables del escándalo de la exportación de monstruos, a dar explicaciones y repartir compensaciones por tanto dolor. Y Su Excelencia Rafael Correa, a modificar leyes o prometer reformas que impidan a los asesinos en serie salir del país y adoptar una nueva personalidad con impostura. "¡Dales Correa!".
 
Finalmente, aprenda el elenco español cómo se afronta una poderosa reclamación internacional. Si la pequeña pústula racista del agresor del tren ha movido las estructuras políticas, la herida sangrante del Monstruo de Machala debe hacerlas explotar. O todo esto no es más que un acto del gran teatro del mundo.
 
 
FRANCISCO PÉREZ ABELLÁN, presentador del programa de LIBERTAD DIGITAL TV CASO ABIERTO.
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