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CHUECADILLY CIRCUS

¿Chueca ya no se escribe con che de Chicago?

¿A cuánto le salió a Cuatro el metro cuadrado del tinglado que montó en la Plaza de Colón durante la Eurocopa? A 12 céntimos la noche. ¿Cuánto ha venido pagando el sufrido hostelero de Chueca para que Cogam le deje poner una pequeña barra al lado de la puerta de su local durante la semana del Orgullo? En promedio, 2.000 euros, unos 100 euros por metro cuadrado y noche. Así cualquiera.

¿A cuánto le salió a Cuatro el metro cuadrado del tinglado que montó en la Plaza de Colón durante la Eurocopa? A 12 céntimos la noche. ¿Cuánto ha venido pagando el sufrido hostelero de Chueca para que Cogam le deje poner una pequeña barra al lado de la puerta de su local durante la semana del Orgullo? En promedio, 2.000 euros, unos 100 euros por metro cuadrado y noche. Así cualquiera.
La semana pasada les conté el barullo que se ha montado a cuenta de la fecha del Orgullo: que si el 28 de junio, que si el 5 de julio, que si sí, el 5 de julio, pero dejémoslo estar; y de pronto, en cuanto José Blanco anunció la fecha del Congreso del PSOE: el... 5 de julio, aquello se convirtió en una carrera más salerosa que el añorado sprint de tacones que creo se sigue celebrando en una calle de Chueca. Para que luego digan que en el barrio no se respeta la tradición ni se cultivan las buenas costumbres.
 
Allá por los 90, el Ayuntamiento de Madrid, presidido a la sazón por el entrañable Álvarez del Manzano, decidió conceder al Orgullo el rango de fiesta de barrio, algo así como la versión rosa de la verbena de La Paloma (Un mantón de la China, na, te voy a regalar). Una iniciativa en pro de la visibilidad, la diversidad y sobre todo la juerga, que como todo el mundo sabe es uno de los motores de la próspera economía del Foro. Con los años, las noches previas a la mani del Orgullo se han convertido en una tumultuosa fiesta callejera en la que las actuaciones en directo se combinan con el botellón y los rituales más o menos pedestres a la mayor gloria de Baco.
 
Así las cosas, la recaudación de los bares de la zona se disparó, y el establishment se las ingenió para sacar tajada mediante el método más caro a la izquierda oportunista, la privatización de los beneficios yla socialización de las pérdidas.  De ahí la constitución de Mado, una entidad de Cogam y Aegal, una asociación de empresarios LGTB (en los últimos tiempos le ha salido competencia; pero ya habrá ocasión para hablar de ello), que tiene por objeto organizar el cotarro y convertir la fiesta en un lucrativo negocio gracias al Ayuntamiento, que cada año paga/subvenciona con mayor generosidad, y a los comerciantes de la zona, que deben pasar por caja y aceptar unas condiciones que, según algunos abogados, son abusivas, si no simplemente ilegales, y ante las cuales el Consistorio ha preferido mirar hacia otro lado. Y digo "ha preferido" porque, según parece, este año el concejal del distrito de Centro ha autorizado a todos los bares del perímetro de Chueca a sacar barras a la calle sin tener que pagar nada al establishment mariprogre. Ojalá que los hosteleros se hayan enterado y que tengan valor para desafiar a la Santa Alianza, que por muy laicista que diga ser se comporta como si su misión no fuera de este mundo.
 
Así han venido funcionando las cosas en ediciones anteriores: a cambio de un seguro de responsabilidad civil, un servicio de seguridad prácticamente invisible y una ristra de banderines estilo posguerra, los bares de la zona debían pagar entre 730 y 3.364 euros a Mado. No contentos con eso, los de Cogam obligaban a los hosteleros a vender sólo las marcas de bebidas que corrían con los gastos de... Cogam. El contrato especificaba también el número mínimo de cajas de botellas que debían comprar los bares, y en el caso de algunas marcas incluso el distribuidor obligatorio, Comercial Ludasi S. L. Como no podía ser menos en este peculiar capitalismo rosa, también había una lista obligatoria de precios. Qué importaba que los bares tuvieran sus propios proveedores, a menudo más baratos que los impuestos por el establishment. Qué más daba si los precios oficiales de las bebidas eran demasiado bajos. Que se fastidiasen. Para eso son capitalistas.
 
En fin, un negocio redondo tanto para Cogam, transformado de golpe y porrazo en intermediario y especulador, más o menos como los de las sandías y los limones pero en versión etílica, como para las marcas de bebidas. La organización gay conseguía que, gracias al Ayuntamiento y a las marcas, la organización del Orgullo le saliera gratis, de forma que todo lo que sacaba a los comerciantes iba a parar directamente a sus arcas. Por su parte, las marcas conseguían rentabilizar su inversión porque los bares tenían que comprarles un mínimo de botellas. Como siempre, el pato lo pagaban los dueños de los locales, que debían hacer frente a costes cada vez mayores con unos beneficios que dependían en gran parte de la coyuntura económica y de otras circunstancias, como por ejemplo que el Orgullo no coincidiera con otro evento que le quitase concurrencia.
 
Esto nos trae de vuelta a la polémica sobre el cambio de fecha. Nada peor para los empresarios de la zona que la celebración simultánea del Orgullo y del festival Rock in Rio. Pero eso a los de Cogam les importa un rábano si se aseguran su renta fija. Allá los hosteleros. Que se las compongan como puedan. ¿Alguien dijo Chicago?
 
Además de contarles esto, les prometí informarles de la operación de rescate pilotada desde la Comunidad de Madrid por el consejero de Cultura, Santiago Fisas. Resulta que, debido al dichoso cambio de fecha, la gran fiesta Infinita, un festival lúdico-cultural de gays y lesbianas, se encontró de golpe y porrazo sin local. Además, debía afrontar el pago de una indemnización al Telefónica Arena Madrid por la cancelación del acto programado para la noche del 28 de junio.
 
Santiago Fisas.Según los rumores que circulan por Chueca, confirmados a quien esto escribe por fuentes cercanísimas a la organización del Orgullo, los de Cogam y Mado exigieron a Santiago Fisas el Palacio de los Deportes, so pena de ponerle 20.000 personas en la calle gritando lo que ustedes se imaginan. Ante la posibilidad de un nuevo numerito contra el PP ("homófobos", "fascistas"…), Santi consiguió en tiempo récord que sus colegas de la consejería de enfrente, la de Depores, resolvieran todos los trámites, plazos y demás requerimientos. Para entendernos: el Orgullo se benefició de un trato casi tan favorable como el que se dispensa a la mismísima selección española de fútbol. A eso le llamo yo tenerlo claro.
 
De todas formas, y a pesar del favoritismo y del peligroso precedente que esto conlleva, me alegra que Infinita pueda celebrarse, sobre todo en estos azarosos tiempos de crisis económica y social. La prosperidad de la región bien merece un "apártame ese expediente de ahí y colócame éste". Santi, querido, ¿cuándo podré celebrar mi cumple en un rinconcito del Palacio? Te prometo la asistencia de muchísima gente, incluidos un concejal de Ruiz-Gallardón y un par de diputados peperos de la Asamblea.
 
Como les dije, este año he decidido pasar de Madrid y largarme a Barcelona, donde el tórrido mes de julio es mucho más soportable que en la Meseta. Aquí en Cataluña también han tenido su Orgullo, y una serie de eventos de lo más peculiar. Probablemente cuando lean estas líneas un servidor se encontrará descansando tras asistir a la fiesta de Gaylespol, una asociación de policías gays y lesbianas que este año celebra su cuarta conferencia europea en la Ciudad Condal. Entre la autorización de las autoridades británicas para que este año los militares de ese país que participen en el Orgullo de Londres lo puedan hacer luciendo sus uniformes reglamentarios (a mí presentarse en una mani con la vestimenta de trabajo me parece una ordinariez y una guarrada, pero ya saben ustedes lo poco aficionados que son los ingleses a cambiarse de ropa) y el sarao policial de Barcelona, está claro que los estereotipos sufren sus horas más bajas.
 
Y para colmo, el Tribunal Supremo de los EEUU ha levantado la prohibición que pesaba sobre la tenencia de armas en Washington DC. Entre los que han venido exigiendo la abolición de esta estúpida restricción de los derechos individuales se cuentan la organización Pink Guns, que como su nombre indica fomenta la autodefensa de los gays al margen del buenismo estatal, y una asociación LGTB libertaria, es decir ultraliberal y ajena al zerolismo y otras hierbas, la Gays and Lesbians for Individual Liberty. Como uno de los abogados del caso afirmaba el pasado febrero en un artículo publicado en el Bay Area Reporter, "Gun Rights are Gay Rights!". A partir de ahora, más de un delincuente homófobo que se cree que asaltar a un mariquita sale gratis, como a Cogam el Orgullo, se lo pensará dos veces antes de hacer según qué cosas.
 
Dios bendiga a América, país de los libres y hogar de los valientes. Amén.
 
 
Enquire within: chuecadilly@yahoo.es

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